En tiempos de crisis, está visto que el despilfarro para el boato en la Guardia Civil no tiene límites.
Crisis para algunos, porque otros siguen gastando a manos llenas el dinero público para celebrar festividades que sólo esconden la necesidad de colgarse medallas celebrando actos pomposos que no aportan nada a la ciudadanía. En octubre del año pasado, se celebró en Burgos, los actos centrales de la festividad de la patrona de la Guardia Civil, culminando con un desfile por la Avenida de la Paz.
Pues bien, este desfile supuso 89.048 euros de gasto público, además de 12.000 horas de trabajo desperdiciadas (tiramos por lo bajo) de los agentes que desfilaron aquel día, pues no solo consistió en el propio desfile, si no en las horas de ensayo de días anteriores. Un desfile que la Guardia Civil tiene el desparpajo de responder que “buena parte del gasto, sobre todo en orden a atenciones protocolarias, fue asumido por entidades ajenas al cuerpo de la Guardia Civil”.
Es decir, la Guardia Civil de Burgos monta el sarao, pero lo pagan otros. Ahora falta preguntar: ¿Quiénes son esas otras entidades que han pagado el gasto? ¿Está recogido en algún presupuesto este gasto ajeno a la propia entidad?. Sólo con lo gastado por la Guardia Civil, se podría haber dotado de chalecos antibalas a 222 agentes, que en el estado de Alerta 4 en el que estamos creemos que debería ser una prioridad para aquellos que dirigen esta institución, pero mucho nos tememos que estos, están más preocupados de mantener su estatus de poder que en proporcionar medios de seguridad que salven vidas de agentes.