AUGC considera denigrante que se esté utilizando a los guardias civiles del puesto de Santa María de Guía, en la Isla de Gran Canaria, como barrenderos para labores de limpieza en el cuartel. La orden, que parte del teniente del puesto de Arucas, supone emplear para estas funciones a la plantilla de la unidad, los cuales han sido formados para desempeñar un trabajo policial, por lo que dedicarlos a estas tareas supone sustraer recursos a la seguridad ciudadana, por otra parte tan mermada de efectivos en los últimos tiempos.
Hasta ahora, los trabajos de limpieza del perímetro del cuartel los llevaban a cabo empleados municipales, por lo que desde AUGC no se entiende la decisión de este mando, que va en perjuicio precisamente de la labor que tiene encomendada la Guardia Civil.
Se trata de la última muestra de prepotencia, surrealismo y derroche de recursos en la Institución, ya que, desgraciadamente, este tipo de prácticas no resultan excepcionales. AUGC ya ha denunciado en los últimos años numerosos casos en este sentido, con guardias civiles desempeñando en los acuartelamientos tareas de barrenderos, camareros, albañiles, etcétera.
Se tratan, todos ellos, de oficios muy dignos, pero cuya ejecución no es competencia de unos trabajadores que han sido formados y están destinados a otras tareas que los ciudadanos les demandan.
Resulta por tanto incomprensible que en un momento en el que los reducidos recursos humanos de que disponen los puestos de seguridad ciudadana, pues desde la propia DGGC se quejan de que apenas dan abasto para cubrir sus servicios. Esta orden tiene como consecuencia la consiguiente merma en seguridad para los vecinos, que los caprichos de un mando resten aún más la capacidad de un cuartel dedicando a los agentes a otras actividades que no les corresponden.
Este autoritarismo tan perjudicial tanto para los trabajadores como para el ciudadano es una muestra más de la cara oculta de la Guardia Civil que AUGC denuncia, y que llevó a 12.000 agentes y sus familiares a manifestarse el pasado 14 de noviembre en Madrid para pedir, como rezaba el lema de la marcha, ‘Un futuro con derechos’.