De manera intencionadamente sorpresiva, las asociaciones profesionales nos hemos encontrado con un borrador de orden interna dirigida a regular la prestación de servicio en las patrulleras de altura del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, con la que se pretende alargar la duración de los embarques –y por tanto el cómputo de horas de servicio-, amparándose para ello en una supuesta mayor operatividad de los mismos, pero que en realidad simplemente pretende suplir la escasez de plantilla, que al igual que el resto de la Guardia Civil, sufre esta especialidad.
De entrada, es evidente que quien ha diseñado esta orden ha embarcado bien poco en las patrulleras Rodman, modelo 101, de las que dispone la Guardia Civil, y que son las que asumirían esta tarea, ya que ni por autonomía de navegación, ni por su habitabilidad, las citadas embarcaciones están diseñadas para navegaciones de varios días. No puede pretenderse por tanto igualar la prestación del servicio en las mismas, a la de los buques oceánicos de los que ya dispone también la Guardia Civil, y que sí están diseñados y acondicionados para realizar largas travesías.
Sería algo tan fácil como pedir opinión a las cualificados y ya veteranos integrantes de los Servicios Marítimos de la Guardia Civil, que tanto prestigio están dando al Cuerpo, para que se hubiera reconsiderado este despropósito de planeamiento de servicio. Pero los mandos responsables, comenzando por la jefatura del Servicio Marítimo, ni tan siquiera se ha dignado en acceder a la reunión solicitada por AUGC para advertir de ésta y otras iniciativas que buscan en realidad, excluir a los componentes del Servicio Marítimo del régimen general de servicio, y con ello, querer que la Guardia Civil abarque más funciones y competencias de las que puede, cuando no dispone de las patrulleras adecuadas, ni del personal suficiente para completar ni tan siquiera las tripulaciones mínimas requeridas legalmente.
Y para completar el despropósito la orden finaliza con un anexo, donde aspiran a contentar a los guardias civiles con unas compensaciones económicas tan ridículas que incluso son menores que las que se percibirían realizando las navegaciones ordinarias, y que obviamente son mucho menos penosas que las que conllevan periodos prolongados en un medio hostil como es el náutico, con embarcaciones inadecuadas.
En resumidas cuentas, que “los experimentos con gaseosa”, porque la ocurrencia que se quiere imponer, de entrada ha supuesto un profundo malestar entre los guardias civiles destinados en los Servicios Marítimos y que llevará solo consecuencias negativas, si unilateralmente, la Dirección General sigue adelante con este dislate. AUGC, por descontado, se posicionará en el Consejo de la Guardia Civil en contra de este proyecto de orden si finalmente continua adelante