Una vez más, los guardias civiles vuelven a estar a la cola de los trabajadores de la seguridad pública. El último ejemplo de esto lo encontramos en la gestión de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, ante la que AUGC ha solicitado en las últimas fechas por escrito, tanto desde su Junta Directiva Nacional como a través de numerosas delegaciones provinciales, que se aplique un protocolo claro de actuación y se dote a los guardias civiles de las medidas de protección adecuadas.
Los guardias civiles en sus actuaciones diarias se ven en la obligación de estar en contacto directo y permanente con los ciudadanos, varios de ellos de alto riesgo. La labor policial que desarrollamos implica situaciones como la toma huellas dactilares, identificar y tomar manifestaciones a detenidos, recogida de denuncias, proporcionar información, socorrer, denunciar, auxiliar, realizar pruebas de alcoholemia y drogas o la atención directa al ciudadano son acciones que se efectúan a diario en cualquiera de los destinos operativos de la Guardia Civil. Y todo ello se realiza sin contar los medios adecuados para intentar impedir las infecciones y contagio por el coronavirus.
Mientras esta actividad continúa desarrollándose, a esta hora los guardias civiles esperan que desde la Dirección General del Cuerpo se anuncien medidas como la implementación de medidas de teletrabajo en los puestos orgánicos de la Guardia Civil que puedan llevarse a cabo, flexibilidad en los turnos de trabajo, soluciones para atender la conciliación familiar como la adaptación de la jornada laboral a medidas de urgencia.
La realidad es bien distinta y desde la Dirección General de la Guardia Civil se da la callada por respuesta, mientras que en la Policía Nacional ya se ha facilitado a sus trabajadores unas instrucciones claras para mejorar la calidad de vida de los policías. Así, en una resolución oficial comunicada ayer miércoles por parte del Director General de la Policía, se informa a los agentes de diferentes cuestiones relacionadas con su servicio y conciliación familiar y laboral.
Por ejemplo, en relación al cierre en varias comunidades de centros educativos, la Policía Nacional indica a sus trabajadores que “en el caso de que el funcionario o funcionaria policial se encuentren a cargo de menores o mayores dependientes (…) se autorizará la permanencia del personal en su domicilio durante el tiempo mínimo indispensable, teniendo la consideración de deber relacionado con la conciliación de la vida familiar y laboral.
Igualmente, y en relación a la prestación de la jornada laboral, el comunicado de la Policía Nacional a sus trabajadores indica que, “con carácter general, y en aquellos servicios que lo permitan, podrán aplicarse criterios de flexibilidad laboral, tales como: modificación del horario de prestación de servicios; alternación de la cadencia de la turnicidad; o reducción o ampliación de duración de la jornada diaria atendiendo a los criterios de compensación que correspondan”.
Tanto desde Policía Nacional como Ejército se ha reaccionado ya con indicaciones precisas para proteger a sus trabajadores y facilitar su conciliación familiar y laboral. Mientras tanto, los guardias civiles, lamentablemente acostumbrados a permanecer en el “limbo” y parecer sus necesidades invisibles para los altos mandos, siguen instalados en la preocupación, olvidados por el cuerpo al que sirven, que parece seguir mirando hacia otro lado, silbando con disimulo para tratar de eludir su responsabilidad.
Otras consideraciones de la resolución de la Policía Nacional ordenan “evitar las tareas que no sean imprescindibles”, así como “viajes y traslados”. Igualmente, se adaptará el puesto de trabajo a los colectivos de riesgo para evitar el contacto con el público.
También establece que se fomentará, en la medida de lo posible, el teletrabajo, la atención telefónica, la ampliación de cupos para el disfrute de los permisos, la conciliación laboral y la reducción de las citas previas.
Un paquete de medidas, en fin, que denota responsabilidad, respeto y preocupación de una institución hacia sus trabajadores. Un afán que, lamentablemente y a fecha de hoy, no hemos percibido en ninguna medida en la Guardia Civil, da la que no ha partido notificación alguna pese a la petición reiterada en este sentido por parte de AUGC.
Incluso el propio Ejército ha tomado la iniciativa de proteger a sus trabajadores de esta enfermedad infecciosa, al publicar ayer en el Boletín Oficial del Ministerio de Defensa unas disposiciones por las que fija que “los jefes de unidad podrán establecer las medidas de teletrabajo, trabajo a turnos y otras de similar índole que consideren adecuadas a la situación”.
Igualmente, desde Defensa se dicta que “se facilitará la flexibilización de la jornada laborar”, y que “en los casos en que resulte imprescindible, se permitirá la permanencia en su domicilio de los militares con menores o mayores dependientes de su cargo, que se vean afectados por el cierre de centros educativos o de atención a mayores”
Como vemos, desde ambas instituciones, tanto Policía Nacional como Ejército, se ha reaccionado ya con indicaciones precisas para proteger a sus trabajadores y facilitar su conciliación familiar y laboral. Mientras tanto, los guardias civiles, lamentablemente acostumbrados a permanecer en el “limbo” y parecer sus necesidades invisibles para los altos mandos, siguen instalados en la preocupación, olvidados por el cuerpo al que sirven, que parece seguir mirando hacia otro lado, silbando con disimulo para tratar de eludir su responsabilidad.
Desde AUGC, por tanto, debemos reclamar e incluso exigir, una vez finalizada la comparecencia del presidente del Gobierno anunciando un paquete de medidas excepcionales, que no se olviden de los guardias civiles y se dé una respuesta inmediata por parte de la Dirección General que sirva para tranquilizar los ánimos y facilitar la organización familiar y personal de los agentes.