Si 2017 fue especialmente trágico en cuanto a los suicidios de guardias civiles, con la cifra más alta de los últimos seis años (quince entre enero y septiembre, casi uno por quincena), 2018 no ha empezado mejor. Esta misma semana han sido dos compañeros más los que se han quitado la vida, además de otro intento.
AUGC viene denunciando reiteradamente este drama desde hace demasiado tiempo, pero desde la Administración no nace respuesta alguna. Como un organismo que hubiera asimilado una sustancia nociva, los sucesivos gobiernos se cruzan de brazos ante esta situación, la ignoran o simplemente la achacan a cuestiones como la posesión de armas, que, como ha quedado sobradamente demostrado por estudios independientes, no influye en la tasa de suicidios entre otros colectivos que también cuentan con ellas, como los cazadores.
En su ensayo ‘¿Todo por la patria?’, coeditado en 2015 por AUGC, el reputado psicólogo Daniel J. López Vega, expone que el clima laboral y la utilización inadecuada de la escala de mando frente a la falta de instrumentos para defender sus derechos producen en los guardias civiles un grave estrés añadido. Sin embargo, los responsables del cuerpo siguen sin evaluar los riesgos psicosociales a los que están expuestos los trabajadores, incumpliendo con ello su responsabilidad en materia de riesgos laborales, algo que no parece preocupar en modo alguno a quienes nos gobiernan, que sólo recuerdan la obligación de cumplir las leyes cuando a ellos les interesa.
AUGC lleva meses manteniendo reuniones con los grupos parlamentarios para transmitirles la necesidad de abordar este problema a través de una comisión de estudio multidisciplinar y no sólo con los mecanismos internos de la Guardia Civil, de manera que con la participación de los representantes parlamentarios, la propia Dirección General, técnicos especializados y asociaciones profesionales se logre establecer un método de trabajo que sirva para paliar este auténtico problema de salud pública que tanto dolor está causando en familias de guardias civiles.
También solicita AUGC que el servicio psicológico a los guardias civiles se externalice, de manera que sean profesionales independientes los que los atiendan. Hay que recordar que en la actualidad este servicio es prestado por psicólogos que forman parte de la Guardia Civil, con lo cual el estrés laboral, continúa presente aún en estas consultas.