Hace poco más de dos años en el Congreso de los Diputados se debatía una proposición no de ley sobre concesión de condecoraciones en el ámbito de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En defensa de los agentes que están en la calle (defendiendo realmente al ciudadano), uno de los diputados decía: “La diferencia en el porcentaje entre los mandos que las reciben, sobre todo altos mandos, y los policías/guardias civiles que patean nuestras calles es de uno a cincuenta. Ese es el porcentaje de diferencia entre quienes están en puestos de alta responsabilidad y recogen estas medallas pensionadas y los policías que patean nuestras calles.”.
Continuaba este diputado, para defender lo que entonces entendía justo, de manera elocuente: “En estos años en los que la economía española controló la inflación, donde no se controló fue en la concesión de medallas (…) hubo una inflación de medallas nunca vista, (…) lo importante no es estar donde se ganan, sino estar donde se reparten. Efectivamente, los agraciados estaban mucho más en los despachos que en la calle.”
El diputado que defendía y abanderaba esta injusticia lo hacía en nombre del partido que hoy está en el Gobierno, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), cuya iniciativa fue respaldada por el resto de partidos políticos para su aprobación y recogía aspectos tan importantes como los siguientes:
Elaborar una nueva ley acorde con las necesidades legales y cambios sociales habidos en la sociedad española, por la que se deroguen las leyes pre-constitucionales, Ley 5/1964, de 29 de abril, sobre condecoraciones policiales, y la Ley 19/1976, de 29 de mayo, sobre creación de la Orden del Mérito del Cuerpo de la Guardia Civil.
Que la concesión de las condecoraciones y sus destinatarios sea transparente y en condiciones de accesibilidad al expediente por parte de los representantes sindicales en el Consejo de la Policía y los de las asociaciones en el Consejo de la Guardia Civil.
Sin embargo, tinta y tiempo perdidos, pues esa proposición no de ley ha caído en el olvido, en el cajón de objetos perdidos, y por parte del PSOE y, después de un año de Gobierno, nada ha cambiado en la Guardia Civil, salvo para peor. Una norma tan importante para los guardias civiles que va más allá de lucir la medalla en el uniforme, hoy día estas condecoraciones afectan, y de que manera, a la trayectoria profesional de los profesionales de la seguridad pública, pues marcan la diferencia a la hora de enfrentarse a un ascenso, a una vacante, en la tramitación de un posible expediente disciplinario, o para realizar un curso, y todo ello por los puntos que otros reciben gracias a medallas.
Reparto de medallas en la Guardia Civil durante 2018
Durante el año 2018, la Guardia Civil ha repartido las medallas favoreciendo a los de siempre y, precisamente, no es el personal que, como decía el diputado, “patean las calles”.
Así, más del 77% de los agentes de la Guardia Civil de la Escala de Oficiales ha recibido una condecoración durante el año 2018, que contrasta con la Escala de Oficiales de la Ley 42/99 que solo poco más de un 17% ha recibido condecoración y todavía más si tenemos en cuenta que, en la escala de Cabos y Guardias, sólo el 9,5% de la plantilla ha percibido alguna condecoración.
Si el estudio lo hacemos por empleos, la brecha es superior, y podemos observar cómo, mientras solo el 9,25% del empleo de Guardia Civil ha recibido medalla, el 68,67% de los Tenientes han sido condecorados, y es que, queda patente que las medallas se reparten por empleos, siendo quienes “patean las calles” lo que menos medallas reciben.
Si nos centramos en las medallas pensionadas con distintivo rojo, vemos nuevamente, que la misma escala beneficiada en el reparto general de medallas, vuelve a ser la gran beneficiada al adjudicarse una medalla roja al 0,89% de sus componentes, mientras que, en la escala de cabos y guardias solo reciben una medalla roja el 0,06% de los agentes.
Desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles nos preguntamos dónde han quedado las buenas intenciones de aquellos que estando en la oposición se escandalizan con las acciones injustas pero que cuando llegan al Gobierno no toman medidas, no realizan cambios, y que con su inacción se vuelven cómplices de las mismas injusticias por las que se alborotaban.