Durante la pasada legislatura los guardias civiles hemos sufrido un auténtico retroceso en derechos sociolaborales. No solo se nos aplicaron los mismos recortes que al resto de funcionarios: tampoco se movió un dedo para subsanar nuestra enquistada discriminación con respecto al resto de policías. Por su fuera poco, y a su mayor gloria y recuerdo, el Gobierno del Partido Popular, apoyándose en una mayoría absoluta parlamentaria, ha cercenado nuestros derechos fundamentales, remilitarizando a los trabajadores de este Cuerpo.
AUGC ha denunciado y expresado su disconformidad con esta situación en todos los ámbitos posibles. Por supuesto, también durante el desarrollo de los Plenos del Consejo de la Guardia Civil. Esto acarreó la represalia de los de siempre, en forma de expedientes disciplinarios abiertos a los representantes de nuestra asociación. Expedientes, por cierto, que llegaron justo una semana después de haber apoyado en uno de los plenos a un representante de UO, el cual está siendo injustamente acosado por un jefe de comandancia.
Dado que el Gobierno siguió haciendo oídos sordos a las justas reclamaciones de los integrantes del Cuerpo, AUGC realizó finalmente un llamamiento a la movilización de los integrantes del Cuerpo y sus familias, de modo que el 14 de noviembre convocó una manifestación que contó con la asistencia más grande en la historia del movimiento reivindicativo en la Guardia Civil.
Y, mientras esto ocurría, ¿qué estaban haciendo el resto de asociaciones presentes en el Consejo? Desde luego, no solidarizarse con los representantes expedientados. De hecho, algunas han llegado a “pedir las cabezas” de estos representantes de AUGC que tan díscolos son al sistema. En realidad parecía más ventajoso llevarse bien con el poder e irse de comida con el señor Arsenio Fernández de Mesa.
Y, lo que es más importante, ¿apoyaron las justas demandas que reclamaron en las mismas puertas de la Dirección General el pasado 14 de noviembre, más de 12.000 guardias civiles? Pues tampoco, porque no es que no se unieran a la misma, sino que como andaban muy cómodos alienados detrás del Director General, aprovecharon incluso el momento para acometer contra AUGC y criticarnos, trasladando en numerosos comunicados que la manifestación tenía fines políticos y que no había motivos para la misma.
Tal era su satisfacción que incluso llegaron a apoyar al Gobierno, afirmando en el último Pleno del Consejo que la legislatura que acababa había sido “positiva” para los guardias civiles.
El caso es que ahora, sólo dos meses después, han decidido montar una plataforma reivindicativa e invitan a todo el mundo, incluido AUGC, a pedir la equiparación de los guardias civiles con los policías…
Nada parece haber mejorado en este escaso periodo, por lo que la propuesta parece cuanto menos, incoherente con sus anteriores posiciones.
En este sentido, cabe recordar que la equiparación en derechos, sueldos y condiciones laborales es el germen donde se creó nuestra organización, y por ello miles de guardias civiles están afiliados a AUGC, creando y liderando el movimiento asociativo en el seno de la Guardia Civil desde hace más de 20 años. Así que damos la bienvenida a todos los que están dispuestos a colaborar en estos justos fines.
Sobran los motivos
Eso sí, esto es un juego serio, no se puede limitar uno a emitir comunicados y campañas en redes sociales. En esta lucha hay que comprometerse de verdad, asumiendo los riesgos que ello implica.
No en vano, esta pasada “estupenda legislatura” ha acabado con más de 200 expedientes disciplinarios abiertos contra los representantes de AUGC, que es lo que probablemente volverá a ocurrir cuando el nuevo gobierno, sea del color que sea, se niegue a aumentar las retribuciones económicas de los guardias civiles.
En definitiva, a AUGC no le hace falta subirse a ninguna plataforma porque llevamos en esta lucha desde nuestros comienzos y vamos a seguir haciéndolo. Cuando veamos esa actitud en otras asociaciones la apoyaremos, pero desde la seriedad, la coherencia y la claridad, sin nada que esconder, porque ese es el camino. Pero hasta ahora, lamentablemente, solo hemos visto un conformismo insultante hacia las condiciones de trabajo de nuestros compañeros y compañeras.