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Jesus Molins. Ex secretario general AUGC Zaragoza
De los 38 oficiales y jefes procesados por el Golpe de Estado del 23-F de 1981, 18 eran oficiales de la Guardia Civil: casi la mitad de los oficiales implicados eran de la Guardia Civil. Además también participaron 16 suboficiales, 37 cabos y 235 guardias de la escala básica.
Como vemos por la gran cantidad de procesados e implicados de la Guardia Civil y por el hecho de que fueran fuerzas del Cuerpo al mando del T. Coronel Tejero las que tomaron por la fuerza el Congreso de los Diputados, el papel que jugó la Guardia Civil en la intentona de Golpe de Estado fue de suma importancia.
¿Por qué la Guardia Civil jugó un papel tan importante? ¿Qué propició que hubiera tantos guardias civiles implicados en el 23-F?
¿POR QUÉ LA GUARDIA CIVIL?:
La creación de la Guardia Civil como Cuerpo policial civil en 1844 se debió a dos factores fundamentales: acabar con la multitud de pequeños cuerpos armados y militarizados que operaban sin control al mando de los terratenientes de turno y con la clara intención de comenzar en España la construcción de un estado centralista similar al francés.
Pero un contra-decreto hace que se desvirtúe el espíritu de su creación y, entre Narváez y el Duque de Ahumada, se implanta un cuerpo militar a las órdenes directas del Ministerio de la Guerra (el actual M. de Defensa). Aunque mantiene su nombre, Guardia Civil (una de las muchas contradicciones que ha tenido que aceptar el Cuerpo en sus más de 150 años de historia) el Cuerpo se convierte así en una nueva arma del ejército para el control social, imponiéndose las tesis más militaristas y conservadoras de de los gobiernos de entonces.
Tras su desarrollo y expansión y su posición de alta fidelidad al legítimo Gobierno de la República durante la guerra civil, hace que Franco una vez acabada la contienda decida su disolución. Disolución que no se produce, para convertirla en una de las principales bazas de control social y represión de la Dictadura, para ello incorpora a la Guardia Civil a numerosos cuadros de mando falangistas.
Durante la dictadura las Fuerzas de Orden Público (Policía Armada y Guardia Civil) pertenecían a las Fuerzas Armadas (Ejército de Tierra) y estaban bajo control estricto del Ministerio de Defensa. Tras la muerte del dictador Franco se inicia un proceso de creación y ratificación posterior por referéndum de la Constitución donde queda ya clara la diferencia entre Cuerpos de Seguridad y Fuerzas Armadas.
Pero a diferencia de la Policía Armada que, siendo ministro Martín Villa, tras la Ley de la Policía del 4 de diciembre de 1978 pasa a denominarse Policía Nacional y cambia su uniforme (del gris al marrón) el 27 de mayo de 1979 (día de las Fuerzas Armadas) y se convierte así en un Cuerpo policial civil con regulación propia; la Guardia Civil sigue bajo ordenamiento y legislación militar, suavizado por la ley de Defensa Nacional de 1980, donde se fija una doble dependencia que se mantiene en la actualidad, pero los guardias civiles siguen sujetos a una estricto control jurídico, normativo, administrativo, etc.
Esta fue una de las principales causas del por qué fueron tantos los guardias civiles implicados y ningún policía en la intentona del Golpe de Estado: porque ya se había efectuado una modernización de la Policía y no de la Guardia Civil. Además no hay que olvidar que los movimientos democráticos y sindicales en la Policía Nacional eran ya una realidad y jugaban un papel fundamental de contrapeso a los sectores involucionistas dentro de la Policía.
Pero también cabe recordar que los mandos de la Guardia Civil provenían directamente de las Fuerzas Armadas y su Estado Mayor era también del Ejército, unido además al engaño al que fueron conducidos muchos guardias, que sometidos a una disciplina malentendida y manipulada, sus mandos militares los llevaron a protagonizar un Golpe de Estado bajo la mentira de tratarse de una operación antiterrorista.
LA GUARDIA CIVIL HOY:
Tras el golpe de Estado y, sobre todo, desde mediados de los años 80 se produce un cambio en la configuración de la Guardia Civil: su capital humano es sometido a una renovación de tal forma que se produce una masiva incorporación de guardias civiles jóvenes, no contaminados por los aparatos de la Dictadura y con un nivel cultural mucho más elevado, por encima incluso de las escalas de mando. Este ha sido el principal cambio entre la Guardia Civil del año 1981 y la actual: los guardias civiles no son los mismos.
Los guardias civiles son un reflejo de la sociedad, una circunstancia que tiene mucho que ver con el conflicto interno que se vive dentro del Cuerpo en la actualidad puesto que la estructura del Cuerpo se mantiene de forma similar a la de entonces.
Desde 1991 se han desarrollado leyes propias para la Guardia Civil que se aplican a los guardias civiles conjuntamente con el ordenamiento militar (aplicación de las preconstitucionales RROO de las FFAA y Código Penal Militar).
Los altos mandos de la Guardia Civil siguen proviniendo de las FFAA (se forman en la Academia General Militar de Zaragoza) y la formación, ascensos, armamento, material, etc. siguen bajo control del Ministerio de Defensa de tal forma que la Guardia Civil sigue más integrada en la estructura de las Fuerzas Armadas que en la del Ministerio del Interior, a pesar de que sus labores son de policía civil (otra de las múltiples contradicciones del Cuerpo).
Y este factor es clave para la modernización de la Guardia Civil.
En la Guardia Civil se sigue aplicando una planificación del trabajo en una vertiente militar más que en el del trabajo policial y ello es determinante para la evolución negativa de la delincuencia en las zonas de demarcación de la Guardia Civil: en los últimos siete años las infracciones penales han crecido en demarcación del Cuerpo por encima del 110% y en cambio las plantillas y la planificación de los servicios, etc, se siguen realizando de la misma forma que hace siete años.
Cambia la realidad social, las infraestructuras, la delincuencia de nuestro país, pero la Guardia Civil no se adapta a la realidad.
¿A que se debe esta reticencia a los cambios?.
Principalmente a que un sector minoritario, altos mandos de la Guardia Civil, frenan los posibles cambios porque se niegan a iniciar un proceso de modernización en el Cuerpo para que la Guardia Civil se convierta en un cuerpo policial moderno. Y esta actitud perjudica a los ciudadanos de nuestro país que tienen un servicio de seguridad público de menos calidad.
Esta actitud se comprende cuando vemos que, en la actualidad, 4 de los oficiales de la Guardia Civil condenados por el 23-F, han seguido ascendiendo, siendo actualmente jefes de la Guardia Civil en servicio activo e, incluso, algunos de ellos han sido condecorados con la cruz de San Hermenegildo, mientras que otros militares demócratas adscritos a la Unión de Militares Demócratas (UMD) nunca fueron condecorados y ascendidos y también de otros guardias civiles que lucharon por una Guardia Civil democrática que fueron también perseguidos, encarcelados y expulsados por los Gobiernos del PSOE de Felipe González.
Esta actitud de inmovilismo se comprende hoy de la misma forma cuando un General del Ejército, el general Mena, amenaza a los ciudadanos de este país. No es de recibo que este general arremeta contra el poder civil y sea por ello sancionado con una simple falta leve de arresto, mientras que los guardias civiles que a lo largo de estos años han luchado por la modernización del Cuerpo, por su adaptación a la sociedad civil, o por que la Constitución española entre definitivamente en los cuarteles de la Guardia Civil, hayan sido encarcelados, expulsados, expedientados o sancionados por ello. Y nuevamente con un gobierno del PSOE, esta vez de José Luis Rodríguez Zapatero.
CONCLUSIONES:
La Guardia Civil mantiene hoy gran parte de la estructura de 1981.
¿Podría hoy la Guardia Civil participar en algo similar?
Rotundamente no. Los guardias civiles no lo permitirían. Imposible con una asociación tan fuerte y organizada como es la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).
Por último transmitir a la sociedad española, absoluto mi convencimiento, de que los guardias civiles están comprometidos con la democracia de nuestro país y no bajaran la guardia en este sentido.