El actual Gobierno de España, y como él los anteriores, sabe que la carencia más básica en seguridad de los guardias civiles no es otra que la falta de dotación personal de chalecos antibalas. Pero esta circunstancia, como en todo lo relativo a la igualdad cuando se añade la condición de mujer, se intensifica cuando nos referimos al chaleco antibalas femenino.
En este sentido, AUGC ha tenido conocimiento de un hecho que afecta a la situación profesional de una guardia civil que precisamente por su condición de mujer y la reivindicación de su seguridad y salud en el desempeño de su actividad policial se encuentra de baja psicológica y a la espera de apertura de la instrucción de un delito militar por insubordinación.
A principios de agosto, la agente, en la prestación de un control policial y ante la carencia de chaleco antibalas femenino de dotación oficial, solicitó hacer uso del suyo propio que había adquirido por unos 500 euros y que lleva usando sin más problemas desde hace unos años. Sin embargo, el oficial al mando denegó su uso, ordenando que usara uno masculino a sabiendas de que el mismo le impedía el acceso a su arma reglamentaria y a los grilletes debido a su excesivo tamaño.
A pesar de esto, la agente, ante el riesgo para su seguridad, optó por hacer uso del suyo particular, que era de su talla y le permitía acceder a los elementos de seguridad referidos. El resultado de su decisión, por otro lado totalmente coherente con el desempeño de su labor, ha tenido como resultado la propuesta de instrucción de un delito militar de insubordinación.
Esto supone que esta agente puede acabar pagando su “osadía” en una prisión militar donde acudan sus dos hijos a visitarla, incrédulos al enfrentarse a una situación por la que su madre, una buena policía desde hace 24 años, podría acabar en la cárcel como una vulgar delincuente.
Éste es el país en el que nos movemos, un país al que se le llena la boca de propósitos para la igualdad de trato y oportunidades, sobre todo en el ámbito funcionarial, pero siempre vetado para la Guardia Civil, los hijos e hijas pródigos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a los que para más estrangulamiento ante su despropósito en la reivindicación de derechos se les amenaza y aplica un Código Penal Militar que ve desvirtuado su sentido en actuaciones de índole policial.
Tras la incorporación de la mujer a la Guardia Civil en el año 1988 pocas han sido las ocasiones en que se han tenido en cuenta las necesidades adjuntas al género a la hora de adquirir material, uniformidad, etcétera. Lamentablemente debemos recordar el triste caso del atraco en sucursal de Vigo el pasado 28/11/14 donde una compañera agente de policía fallecía y otro quedaba herido, ninguno portaba chaleco. La Fiscalía ha abierto diligencias por investigación ante la posible existencia de chalecos femeninos sin repartir.
Desde AUGC nos preguntamos dónde ha quedado la obligación de la cadena de mando de velar por la salud y seguridad de los trabajadores, según recoge el Plan de Prevención de Riesgos Laborales de la Guardia Civil, desconociendo si el mando en cuestión que propone la insubordinación ha acometido las acciones para solventar las carencias del chaleco femenino del personal a su mando.