“Yo no tengo la culpa que las mujeres no quieran entrar en la Guardia Civil”, frases así son las que denotan el índice de absoluto desconocimiento en materia de Igualdad de Trato y Oportunidades que existe en los máximos dirigentes de la Dirección General de la Guardia Civil.
El pasado lunes 26 de septiembre en el seno del Pleno del Consejo de la GC fuimos testigos de la situación de precariedad que presenta la Guardia Civil a la hora de abordar una de las situaciones más vergonzosas de la Institución: la desigualdad de género. Y es que además esa desigualdad viene avalada por las estadísticas que nos ponen a la cola de presencia de mujeres en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y ello a pesar de ser el cuerpo que más efectivos tiene unos 78.000 efectivos de los que tan solo el 6% son mujeres.
A lo anterior se unen los índices de absentismo laboral de las mujeres en la Guardia Civil que trimestre tras trimestre duplican, triplican y cuadruplican al de los hombres sin que nadie haga o diga algo al respecto salvo AUGC cuando hace años solicitó un Grupo de Trabajo para averiguar las causas y a fecha de hoy tras dos fracasadas reuniones no hemos vuelto a saber de él.
Sin embargo cuando se plantea a los mandos de la Guardia Civil con capacidad de mando y decisión, hombres todos ellos por supuesto, esta situación de desigualdad de género patente en cuestiones básicas como el acceso la promoción profesional, la formación, los Riesgos Laborales, la conciliación, la especialización, etc. no existe ninguna respuesta que apunte a medidas concretas o políticas de igualdad tendentes a cambiar esta dinámica.
Cuando esta asociación plantea un tratamiento transversal del problema de la Igualdad abordando la cuestión desde un enfoque multidisciplinar que abarque toda la normativa de la Guardia Civil para poder insertar e integrar a la mujer desde sus propias necesidades específicas la respuesta es siempre la misma, un silencio incómodo que termina en respuestas incoherentes donde no saben ni distinguir una acción positiva de una discriminación indirecta.
El propio Director de la Guardia Civil en el citado Pleno del Consejo del pasado 26 de septiembre lanzó un órdago a AUGC para que le planteásemos soluciones a esta cuestión como si esto fuese un crucigrama dominical con las soluciones al final del suplemento.
Aun así y no por primera vez, AUGC le ha trasladado por escrito una serie de cuestiones que sin duda contribuirían a poner blanco sobre negro en la cuestión de la Igualdad de Trato y Oportunidades hacia las mujeres en la Guardia Civil y que van mucho más allá de las bonitas intenciones que aparecen en los preámbulos de las ultimas normativas de la Guardia Civil.
Nos referimos a algunas premisas para que las mujeres experimente un proceso real en su integración en la Institución como la creación de una Comisión de Igualdad en el seno del Consejo de la Guardia Civil, el desarrollo del artículo 5 de la actual ley de Personal de la GC relativo a medidas positivas para el acceso y evaluaciones periódicas sobre Igualdad, la elaboración de Informes de Impacto de Género por personal cualificado en toda la normativa de régimen interior de la Guardia Civil, revisión del actual Protocolo de Acoso en la Guardia Civil atendiendo principalmente al establecimiento plazos para su cumplimiento e instrucción a semejanza del actual en la AGE así como separando el acoso sexual y por razón de sexo del acoso laboral, reactivar el Grupo de trabajo del Consejo de la GC relativo a la Averiguación de las causas de absentismo laboral femenino en la GC, un Plan de Igualdad o la formación en materia de Igualdad para los mandos que ocupen puestos de decisión.
La realidad es que nos encontramos en un sistema policial caduco absolutamente masculinizado, jerarquizado y militarizado que dificulta enormemente la implantación de la Igualdad y supuestos tenemos muchos pero sin duda lo son los relativos al acoso sexual o la falta de normalización todavía hoy en día de la maternidad encontrando situaciones paradójicas de mujeres obligadas a realizar servicio de seguridad ciudadana en estado de gestación, o donde no se las evalúa el puesto de trabajo o donde no se respetan los ciclos de lactancia.
Pero el absurdo lo hemos conocido recientemente cuando un mando en el transcurso de un control policial ha ordenado a una guardia civil quitarse su chaleco antibalas particular y femenino para ponerse uno oficial y masculino cuya amplia talla le impedía el movimiento y el acceso al arma reglamentaria y a los grilletes. Su condición de mujer y la reivindicación de su seguridad y salud en el desempeño de su actividad policial la ha supuesto la instrucción de un delito militar por insubordinación y una baja sicológica.
En la Guardia Civil en materia de Igualdad queda todo por hacer partiendo por asumir el nefasto planteamiento de una igualdad basada en trasladar permisos de conciliación de la AGE (la mayoría discriminatorios para la mujer en su condición de cuidadora) a una Guardia Civil que carece de implantación de turnos y por tanto carecen de validez en situaciones tan cotidianas como las reducciones de jornada donde para elegir un horario debes acudir al contencioso administrativo pasando por una baja.