Un año más, y como viene siendo práctica habitual, la oferta de empleo público contempla más efectivos de Policía Nacional que de Guardia Civil sin que exista justificación para ello, dejando entre el personal del Cuerpo con una extraña e incomprensible sensación de abandono y discriminación. Parece que existe una manifiesta voluntad política de debilitar al Cuerpo, no se puede entender de otra forma esta reiterada discriminación con la Guardia Civil.
La tasa de reposición en las FCSE es del 125%. Pues bien, desde el año 2017 la Guardia Civil viene reponiendo muchos menos efectivos a pesar de la diferencia total de integrantes entre ambos cuerpos (10.000 en 2017), lo que lógicamente provoca una mayor cantidad de bajas que cubrir.
Si comparamos el boletín estadístico de personal al servicio de las administraciones públicas, desde 2020 la Guardia Civil ha perdido 6.000 efectivos con respecto a Policia Nacional. A este ritmo, en cuatro años la Policía Nacional tendrá más efectivos que la Guardia Civil cuando ésta debe atender a los ciudadanos hasta el pueblo más pequeño en todo el territorio nacional y enfrentándose a una dispersión geográfica mucho más amplia que Policía Nacional, con más de 1.800 puestos de seguridad ciudadana que a duras penas pueden abrir sus puertas un par de días a la semana o disponer de una patrulla para atender a varios núcleos de población, lo que se traduce en un peor servicio a la ciudadanía.
Asimismo, el envejecimiento de las plantillas pone en peligro la calidad del servicio de la seguridad pública y también la de los propios guardias civiles que, con la pérdida de las condiciones psicofísicas propias de la edad, tienen que hacer frente al riesgo que supone ejercer la profesión de policía.
La agrupación de tráfico tiene un déficit de 1.500 efectivos y las unidades de investigación dejan de descansar para atender las investigaciones en curso. La situación no es mejor en las especialidades, por ejemplo, el servicio marítimo que no puede atender mínimamente la vigilancia del litorial.
Además de la imposibilidad de dar un servicio adecuado a los ciudadanos, la falta de efectivos perjudica seriamente los derechos profesionales de los guardias civiles que no disponen de turnos de trabajo que les permitan conciliar la vida laboral y familiar y trabajan más horas que un Policía Nacional.
La falta de efectivos en la Guardia Civil es un problema de tal magnitud que si no se soluciona acabará con el Cuerpo en el corto/medio plazo, por lo que entendemos que hay que tomar medidas urgentes para atajarlo.
Las asociaciones firmantes solicitan del Ministro del Interior que se tenga en cuenta en la oferta de empleo público de 2023 las acuciantes necesidades de personal que tiene la Guardia Civil para poder dar un servicio de calidad al ciudadano en todo el territorio nacional.