Los trabajadores que velan por la seguridad de los ciudadanos, los guardias civiles, deben hacer su trabajo sobre vehículos viejos y con muchos kilómetros. Cada día, los agentes de seguridad ciudadana deben patrullar las calles y carreteras aragonesas conduciendo vehículos que en ocasiones superan los 300.000 kilómetros. Concretamente en la Comandancia de Zaragoza existen 40 vehículos que superan dicho kilometraje, en el caso de Teruel son 31 y 40 vehículos en Huesca.
Resulta evidente que con vehículos de estas características se reduce enormemente la operatividad de las patrullas y la eficacia del servicio que se presta al ciudadano en el caso, por ejemplo, de una llamada urgente de auxilio o de una persecución. Eso, por no hablar del riesgo que se tiene con un coche más antiguo que según la D.G.T. advierte que en los coches viejos se duplica el riesgo de accidente mortal.
No es lógico ni ético, puesto que la Dirección General de Tráfico recomienda a los ciudadanos utilizar vehículos de menos de 200.000 kilómetros o pide sustituir vehículos de más de 10 años. Si no es seguro un coche de más de diez años conducido por un ciudadano que lo utiliza menos, cómo será un vehículo de la Guardia Civil que pasa por muchas manos y que a veces hace dos turnos de ocho horas por día.
En este aspecto, en la Comandancia de Zaragoza el 45% de su flota cuenta con más de 10 años de antigüedad, en la comandancia de Teruel es el 46%, y Huesca cuenta con el 41% de vehículos con dicha antigüedad.
Es clarificante de la situación denunciada ver cómo en los últimos tres años la Comandancia de Zaragoza solamente ha incrementado su flota en 7 vehículos, en el caso de Huesca en 4 vehículos y en Teruel han visto reducido en un vehículo su parque móvil.
Con la excusa de la crisis el parque móvil de la Guardia Civil se va quedando obsoleto, no hay visos de que lleguen nuevos vehículos adecuados para desarrollar la actividad policial que permitan dar un servicio de calidad y eficaz al ciudadano y que a la vez permita dar unas garantías de seguridad a los guardias civiles.
El gasto en reparación y mantenimiento de vehículos, como es lógico, se ha disparado, pasando en el caso de la comandancia de Zaragoza de los 238.000 euros del 2019 a los 321.000 euros en el 2020, un aumento del 35%. En el caso de Huesca de los 336.000 euros del año 2019 a los 389.000 del 2020 y 16% más y en Teruel de los 184.500 del 2019 a los 227.500 del 2020 un incremento del 23%.
En el caso de los vehículos de la Guardia Civil de Tráfico, que son responsabilidad de la Dirección General de Tráfico, no existe problema de escasez pero también nos encontramos con la problemática de la antigüedad mayor a diez años en los que un 30% de los vehículos del Subsector de Zaragoza cuenta con dicha antigüedad. En el caso del Subsector de Huesca el 22% de los vehículos supera esa cifra, y el que mejor sale parado es el Subsector de Teruel, que únicamente cuenta con un 6% de vehículos que la superen.
En el capítulo de gastos de reparación y mantenimiento de estos vehículos, el Subsector de Zaragoza ha pasado de un gasto de 122.500 euros en el 2019 a gastar 182.000 en el 2020 lo que supone un incremento del gasto del 48%, en el Subsector de Huesca se ha pasado de gastar 111.000 euros en el 2019 a 139.500 en 2020 que representa un aumento del 25%, siendo el Subsector de Teruel el que mayor aumento ha experimentado pasando de 53.000 euros en el 2019 a 94.500 en el 2020 con un incremento de gasto del 77%.
En los últimos tres años, todos los Subsectores de Aragón han reducido el número de vehículos. El Subsector de Zaragoza ha disminuido su flota en 15 vehículos, el de Huesca disminuye 3 unidades y el caso del Subsector de Teruel la pérdida es de 6 vehículos.
La política sobre adquisición de vehículos de la Dirección General de la Guardia Civil es obsoleta y debe actualizarse al siglo XXI, puesto que apuestan por el sistema de compra en propiedad, al contrario que el otro cuerpo de seguridad nacional el CNP. Es urgente un cambio en la política de vehículos oficiales, estudiando las ventajas del RENTING ( el propio Director General de Tráfico ha manifestado que una de las soluciones para renovar el parque automovilístico nacional es el renting de vehículos) y apostando por unos pocos modelos adecuados al servicio que van a prestar y no por la diversidad de modelos existentes en la actualidad y que estén dotados de mampara de protección de detenidos o personas agresivas, para garantizar el servicio policial y la protección de los agentes ante agresiones; en resumen que sean modelos que se adapten a la actividad policial que es para lo que se van a usar.
Modelos más eficientes para los puestos de seguridad ciudadana, tipo SUV o Todoterreno, ya que un turismo no tiene utilidad en el caso de tener que atender avisos en el medio rural , donde se deben transitar por caminos agrícolas para poder llegar a las explotaciones ganaderas y agrícolas perdiendo eficacia y en muchos casos poniendo en riesgo la seguridad de los agentes cuando las inclemencias del tiempo empeoran en invierno.
AUGC recuerda que los coches de la Guardia Civil son una herramienta de trabajo, un servicio básico para las labores de seguridad ciudadana, no un lujo. Resulta, por tanto, necesario que la sociedad conozca el estado de esas herramientas con las que los guardias civiles trabajan.
Además de ello la imagen que ofrecen dista mucho de ser una imagen corporativa acorde a un Cuerpo de Seguridad del siglo XXI.
Si esto ocurre con los vehículos, no nos podemos olvidar de la falta del resto de medios materiales:
Chalecos antibalas individuales. A finales del año pasado hubo que retirar 14000 chalecos a nivel nacional por finalizar su vida útil y no han sido repuestos, por lo que actualmente los guardias civiles tienen que compartir dichos elementos de protección elementales ante la falta de dotación individual.
Seguimos sin que se dote a los agentes que intervienen a diario en nuestros pueblos de funda de pistola antihurto, elemento de seguridad para el agente, que evita que le puedan sustraer el arma, con el consiguiente peligro para la ciudadanía y el propio agente. Algunos agentes motivados por su seguridad, optan por adquirirlo de manera particular suponiendo un desembolso de unos 80 euros.
O la lamentable situación que tienen que soportar los integrantes del GRS 5 de Zaragoza ante la falta de prendas de Uniformidad. Agentes que llevan dos años esperando a que se les dote de una cazadora técnica o de una bufanda, para hacer frente a la inclemencias del tiempo y que lo suplen compartiendo entre ellos o pasando frío. O sin guantes técnicos imprescindibles para diversas intervenciones operativas.
La inexistencia de cámaras de fotos con las que poder tomar imágenes para realizar las inspecciones oculares en caso de robos en domicilios, naves.., que los agentes de seguridad ciudadana tienen que suplir con el uso de sus teléfonos móviles particulares.