Desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles queremos mostrar ante la opinión pública el excesivo rigor disciplinario, con el que a diario se ven sometidos los guardias civiles en la Comunidad Valenciana y que, de no ser por la efectividad de nuestros servicios jurídicos que, en la gran mayoría de los casos logran finalmente revertir las consecuencias de esos expedientes, provocarían graves perjuicios a nuestros afiliados y afiliadas.
Según datos oficiales obtenidos por AUGC a través del portal de transparencia, entre los años 2018 y 2021 se impusieron 437 sanciones disciplinarias a los agentes destinados en la Comunidad Valenciana, siendo Alicante la primera provincia con mayor rigor disciplinario aplicado con 193 expedientes instruidos, seguido de Valencia con 176 y Castellón con 68.
Con esto queda patente el uso arbitrario y la dureza con la que la cúpula de mando somete a los agentes, ya que la gran mayoría de estos expedientes recaen en la escala básica de cabos y guardias, frente a conductas que, si bien en ocasiones pudieran ser reprochables, no son merecedoras del castigo impuesto, además de vulnerar el principio de legalidad tipicidad, según se reconoce en las diversas sentencias del Tribunal Militar Central que a diario son notificadas a nuestros servicios jurídicos, y así lo demuestran los datos ya que 273 de esos expedientes se instruyeron por faltas graves o muy graves, frente a los 164 que lo fueron por faltas leves.
De hecho, en el último informe del Grupo de Estados Contra la Corrupción (GRECO), órgano del Consejo de Europa, se refleja el elevado número de sanciones disciplinarias que se imponen en la Guardia Civil, entre 2006 y 2016 fueron 4.794 sanciones por faltas graves y muy graves, mientras que en la Policía Nacional durante el período de 2006 a 2015 hubo 1.659 sanciones, por lo que dicho órgano recomienda revisar el régimen disciplinario de la Guardia Civil para reforzar su transparencia, objetividad y proporcionalidad.
Desde AUGC se sigue denunciando que los guardias civiles continúan siendo el patito feo de las Fuerzas de Seguridad del Estado, ya que a día de hoy carecen de turnos de trabajo rotatorios que permitan una mejor conciliación familiar, trabajan más horas que cualquier otro Cuerpo Policial, incluso hasta 150 horas más que los agentes de Policía Nacional, carecen de complementos por turnicidad y territorialidad, así como derecho de sindicación y por si fuera poco se les aplica con excesiva dureza la aplicación del Régimen Disciplinario e incluso en casos más graves pueden llegar a ser privados de libertad en aplicación del Código Penal Militar por cuestiones meramente laborales.