Ayer se conocía una operación desarrollada por la Fiscalía Anticorrupción para desarticular una organización dentro de la Guardia Civil dedicada al amaño de contratos públicos, y por la que se detuvo o a siete personas, entre ellas, un coronel, un teniente coronel y un subteniente destinados en el Servicio de Contratación de la Dirección General de la Guardia Civil.
Al parecer, esta organización habría manipulado un gran número de expedientes durante años, concretamente relacionados con suministro de prendas y con los uniformes de los agentes.
Esta situación lleva a pensar de forma inmediata en la pésima calidad de los uniformes que en los últimos años deben vestir los trabajadores de la Guardia Civil. Unas prendas muy deficientes en sus materiales y confección, de muy rápido deterioro y absolutamente inadecuadas para soportar los rigores invernales y las altas temperaturas del verano, en las respectivas uniformidades de ambas estaciones.
AUGC ha denunciado en diversas ocasiones la mala calidad de los uniformes de los guardias civiles, tanto de Tráfico como de Seguridad Ciudadana y otras especialidades, una situación impropia de un cuerpo de seguridad estatal y de una de las instituciones más valoradas por parte de los ciudadanos.
Y a ello se añade, además, la poca disponibilidad de las prendas, ya que en ocasiones pueden transcurrir meses desde que un trabajador solicita durante el invierno un elemento de abrigo que no se le entrega hasta terminada esta estación, con el sinsentido que esto supone.
Al mismo tiempo, asistimos a derroches por decisiones respecto a la uniformidad absolutamente innecesarias. Es el caso del cambio en las gorras con distintivos para distinguir a oficiales, suboficiales y cabos, un proyecto que se expuso en una reunión reciente de la comisión preparatoria del Consejo de la Guardia Civil. Para AUGC, se trata de un despilfarro motivado simplemente por el afán de presunción de algunos altos mandos y su permanente clasismo a la hora de diferenciarse de los trabajadores de base.
A esta deficiencia en cuanto a materiales y confección se añade, en otros casos, su mala distribución entre las unidades. Hablamos, en concreto, de los chalecos antibala, cuya asignación individualizada continúa siendo una de las grandes reclamaciones de AUGC. Sin embargo, a día de hoy estos chalecos siguen escaseando, bien por su inexistencia bien porque no han sido repartidos entre los agentes.
El último ejemplo de esta circunstancia lo encontramos en la Comandancia de Murcia. Y es que ayer tuvo lugar un tiroteo en la localidad de La Unión, al que acudieron varios guardias civiles sin tener asignados los chalecos balísticos individuales, con el consiguiente peligro en la intervención. Pese a que dichos chalecos sí se encuentran en la Comandancia, no han sido todavía distribuidos entre los agentes, sin explicación alguna por ello.
Por último, felicitar a los compañeros de Asuntos Internos que han desarrollado la investigación que ha llevado a la detención de esta presunta trama de corrupción dentro del Cuerpo. De confirmarse estos indicios, es indudable que las personas implicadas no son dignas de vestir el uniforme de la Guardia Civil.