En la Guardia Civil quienes más solicitan medidas de conciliación siguen siendo, porcentualmente, las mujeres. En 2020 les fueron concedidas a 516 agentes, el 8,38% del total de las trabajadoras de la institución, mientras que los hombres disfrutaron de estas medidas en 4.111 casos (el 5,81% de los trabajadores masculinos del Cuerpo) En total, 4.627 vías de conciliación reconocidas el pasado año.
Y es que, pese a que cada vez más hombres solicitan medidas de conciliación, estos siguen constituyendo un porcentaje bajo respecto al de sus compañeras. Además, hay que tener en cuenta que más de la mitad de las medidas pedidas por hombres se corresponden a permisos de paternidad, los cuales no suponen una pérdida en retribuciones.
Porque si nos atenemos a las solicitudes de reducción de jornada (que inciden directamente en las retribuciones en el mismo porcentaje que la reducción concedida), o flexibilidad horaria, éstas son protagonizadas por el 6,68% de las mujeres guardias civiles, frente al 0,6% de hombres. Estos datos evidencian que aún queda mucho trabajo por hacer para sensibilizar al personal de la Guardia Civil en materia de corresponsabilidad, con la finalidad de no perpetuar así el viejo papel de la mujer como cuidadora familiar.
No es fácil poder cuidar de mayores e hijos, pues primero debe decidirse dentro del núcleo familiar quién solicitará una reducción de jornada. El segundo paso es aguardar a que la Guardia Civil conceda esa reducción en todos sus términos, dado el elevado riesgo existente de que la rechace amaparándose bajo la coletilla de “necesidades del servicio”, utilizada ni más ni menos que en hasta 400 ocasiones durante el pasado 2020.
Por ello, no en pocas ocasiones los y las guardias civiles han tenido que pelear este derecho en los tribunales, ganando unas veces y perdiendo en otras, con condenas en costas de hasta 1.500 euros. Se gane o se pierda, hay una cosa clara: conciliar en la Guardia Civil no sale barato.
AUGC ha recogido los testimonios de cinco agentes (dos mujeres y tres hombres) sobre sus experiencias, que incluyen desde alguna positiva hasta las más frustrantes, llevadas a los juzgados.
A continuación incluimos el primero de los testimonios:
Eduardo, de 40 años, destinado desde 2013 en el Destacamento de Tráfico de Ejea de los Caballeros (Zaragoza).
Comenzó su reducción de jornada el pasado noviembre. Dos hijos, de cinco años y quince meses. Su pareja también es guardia civil.
“Mi mujer también es guardia civil, y con el trabajo a turnos y jornada completa es imposible la conciliación”
“Mi mujer y yo estamos destinados en distintas comandancias, por lo que yo resido en el lugar de destino durante los turnos de trabajo y me desplazo al lugar de residencia de mi pareja y mis hijos en el descanso semanal. Con la reducción de jornada estoy más tiempo con mis hijos, y de esta forma me puedo compatibilizar con mi pareja, ya que ella trabaja a turnos, y con la jornada completa es imposible conciliar”, explica.
Eduardo, padre de una niña de cinco años y un niño de quince meses, reconoce que las circunstancias familiares, debido a que tanto él como su pareja son guardias civiles, no eran las más propicias para la conciliación: “Al estar destinados a casi 80 kilómetros de distancia uno de otro no podemos trabajar el mismo día aunque no sea en el mismo turno, ya que me tendría que desplazar y se tarda una hora más o menos, por lo que no llegaría a tiempo para que ella comenzara su turno”.
Por suerte, su reducción de jornada llegó sin contratiempos: “En mi caso no he tenido ningún problema. Al contrario, con mi mando directo mucha facilidad. Tramité la solicitud sin problema, y a los 15 días aproximadamente me llegó concedida. El precio que he pagado es la reducción del salario que va implícito al solicitar la de jornada.”
Sobre si cree que para un hombre es más difícil solicitar la reducción que para una mujer, o si está peor visto, Eduardo considera “que cualquier guardia civil sea hombre o mujer debe realizar el mismo trámite para solicitarla. En mi caso no creo que esté peor visto porque sea un hombre, pienso que es una decisión personal que se toma dentro del núcleo familiar, para organizarse con el cuidado de los hijos”