El regidor de la localidad burgalesa de Hontoria del Pinar, Francisco Javier Mateo (PSOE), es una persona de notable sensibilidad, y le afecta tanto que el guardia civil que está al frente del pequeño puesto de su pueblo (ocho agentes) no le salude de manera diferenciada cuando se le encuentra en el bar o se le cruza por la calle que se ha visto obligado a transmitírselo a sus superiores mediante un escrito remitido a la Subdelegación del Gobierno, en el que advertía de la falta de comunicación del agente con la autoridad municipal.
Anteriormente, el Ayuntamiento de Hontoria del Pinar, con Mateo al frente, había despedido de su empleo municipal a la esposa del mismo guardia civil.
Tras este escrito se le abrió un proceso de información reservada al guardia civil.
Posteriormente, y al considerar la superioridad que dichos encuentros no se habían multiplicado en la medida deseada, el agente ha sido represaliado con la apertura de un expediente disciplinario por falta leve.
Como ya se ha hecho alusión al principio de este texto, el caso daría para una cáustica comedia costumbrista si no fuera porque refleja el caciquismo rancio que todavía impera tanto en muchos pueblos españoles como en la propia Guardia Civil, que amenaza con sancionar a uno de sus trabajadores por no rendir pleitesía al señor alcalde delante de sus vecinos.
Recordemos que el Agente cumplió con pulcritud lo estipulado por el fundador de la Benemérita, el Duque de Ahumada, que decía en su cartilla: “Si encontrase algún conocido, amigo o camarada le saludará con urbanidad y decencia; sin gritos, ni ademanes descompuestos; y usando siempre para ello los nombres o apellidos, sin valerse de los motes o apodos, porque son conocidas algunas personas”.
Para tener el cuadro completo sólo nos faltaría el NODO en el cine de verano. Eso sí, en alta definición y 3D, ¿Volveremos a tiempos pretéritos, aunque siglas del partido de este alcalde sean supuestamente progresistas?