Cádiz es una de las provincias en las que resulta más necesario y urgente el refuerzo de los efectivos destinados a la seguridad ciudadana, por lo que resulta inexplicable que haya sido una de las más olvidadas a la hora de recibir guardias civiles. De las 5.592 plazas que se convocan este año para toda España, solo el 1,19% se destinan a esta provincia.
Es decir, que únicamente 67 guardias civiles se incorporarán para prestar servicio. De estos, 34 son por antigüedad, 21 vacantes de méritos y 12 de libre designación, pero es que también hemos de tener en cuenta que posiblemente en este anuncio de vacantes otros agentes pasarán destinados a otras provincias y otros pasarán a la situación de reserva sin destino, por lo que el número total de efectivos para atender las necesidades de los ciudadanos se verá incluso reducido.
De las 34 vacantes de mérito, solo cinco de ellas son para la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz, una cifra vergonzante para las necesidades que esta comandancia tiene, y ni una sola para unidades tan necesitadas como Chiclana, Conil, Barbate, Chipiona y Jerez, por mencionar algunas, dejando a más de 200 guardias civiles gaditanos y sus familias sin posibilidad de retornar.
Desde AUGC, venimos reclamando desde hace años el incremento de las plantillas en al menos 500 agentes para toda la provincia, pero parece ser que las prioridades de la Dirección General de la Guardia Civil son otras, desatendiendo así una de las zonas más castigadas por el narcotráfico y la inmigración.
El hasta el viernes pasado Coronel Jefe de la Comandancia de Cádiz no ha visto como una necesidad el incremento de la plantilla en Cádiz, y a esto debemos sumar el injusto e imparcial sistema de comisiones de servicio, que en ocasiones se eternizan, y al que desde la jefatura no se ha dado solución, o adscripciones que mantienen bloqueadas plazas existentes mientras estén ocupadas por personal de forma temporal.
Desde AUGC deseamos una satisfactoria trayectoria profesional al nuevo General de Brigada, pero también le queremos recordar que en esta comandancia ha dejado un importante déficit de plantilla, así como un retroceso importante en el respeto a los derechos laborales de los agentes. Basta recordar que fue en Cádiz donde los familiares de los guardias civiles tuvieron que formar la plataforma “NO SILENCIO” para defenderse de los problemas creados por expedientes disciplinarios que incluso conllevaron al destierro a estas familias, con una desproporcionada sanción de pérdida de destino.
Su empecinamiento por acallar o derrotar las voces discordantes tuvo como efecto directo el pase a retirado antes de su edad de no menos de cinco guardias civiles destacados por su actividad en favor del asociacionismo profesional. El doble ha estado de baja por cuestiones psicológicas durante años. Una muestra de que la falta de empatía, un autoritarismo anacrónico e innecesario, y la obsesión por mantener el principio de autoridad han primado sobre los valores humanos que servirían para justificar toda una carrera profesional. Esperemos que las nuevas generaciones tomen nota y aprecien a sus recursos humanos por encima de su propio prestigio.