No es la primera vez ni será, a buen seguro, la última, pero refleja una vez más la desconsideración de la Guardia Civil hacia sus trabajadores. Hablamos, en concreto, de un agente que recientemente recibía la orden de desplazarse comisionado a Ibiza durante el verano con apenas seis días de antelación y sin ningún tipo de apoyo logístico.
De este modo, el trabajador, que se encuentra destinado en una comandancia de la península, debía organizar su viaje y alojamiento en un tiempo récord y en condiciones muy precarias, ya que es bien sabida la enorme dificultad de encontrar un lugar digno donde alojarse durante el periodo estival en una isla tan turística como Ibiza. Un reto que se acrecienta si se tiene en cuenta la escasa cantidad de la dieta percibida para la manutención y el alojamiento diarios (poco más de sesenta euros).
Este guardia civil, al igual que otros compañeros, viajó hasta la isla con la angustia de desconocer si durante sus primeras noches tendría un techo bajo el que descansar. Finalmente, y gracias a la solidaridad de sus compañeros, pudo encontrar un lugar modesto en el que alojarse durante estos meses, si bien su coste, más el de las comidas diarias, apenas es cubierto por sus correspondientes dietas.
Éstas son las condiciones bajo las que trabajan los guardias civiles: precariedad y abandono por parte de sus superiores.
