Declaración a favor de Santiago Duarte y de la AUGC
El compañero Santiago Duarte García, secretario general de la Asociación Unificada de Guardias Civiles en León, ha sido expedientado por hacer uso del derecho a la libertad de expresión en virtud de su cargo y de las responsabilidades que ello conlleva. Ha sido expedientado, como se puede suponer, por la autoridad competente –no se sabe si civil, militar o eclesiástica–, que vuelve a demostrar con ello su verdadera incompetencia. El expediente al que ha sido sometido constituye una puerilidad, un abuso y un ejercicio de amedrentamiento contra las libertades democráticas de todos los españoles –seamos civiles, militares o eclesiásticos–.
Una declaración suya a los medios de comunicación el pasado 22 de julio ha sido suficiente para despertar los viejos modales que creíamos caducados. Al ser requerido como secretario general que es, no como el individuo y además guardia civil Santiago Duarte, acerca de una supuesta huelga de bolis caídos en materia de multas de tráfico, nuestro compañero presuntamente declaró: “Esta bajada de multas surge como una reacción espontánea de los agentes, no como algo preparado o impulsado desde ninguna organización”. Éste es el pecado, éste es todo el cuerpo del delito.
Cabe añadir que no se trata de un hecho aislado. Por el contrario, forma parte de una campaña organizada contra la dirección de la Asociación Unificada de Guardias Cíviles, asociación por otra parte legalmente constituida y reconocida y que resulta molesta a los engranajes más oxidados del poder. No es un sindicato en sentido estricto, pero si una asociación de trabajadores y trabajadoras como otra cualquiera, con la diferencia de que a estos empleados públicos –no otra cosa son los guardias civiles– les ha costado más que al resto de la ciudadanía alcanzar ese ejercicio Iimitado de los derechos constitucionales. Evidentemente, alguien persigue ahora que se retroceda en esa práctica, como sucede también por desgracia en muchos otros de nuestros derechos de ciudadanía sobre todo en el ámbito laboral. Resulta paradójico, pues, que quienes defienden nuestras libertades sean privados de ellas e incluso perseguidos por ejercerlas cabalmente.
Hoy como ayer y como siempre, las organizaciones sindicales, políticas y ciudadanas aquí presentes volvemos a enarbolar la bandera de la justicia y de la dignidad frente a los soberbios y a los déspotas. No puede haber descanso en la vigilancia y defensa de los valores democráticos que nos son comunes; cualquier omisión permite renacer el acoso y la reacción, desgraciadamente todavía asentados en algunos cubiles del poder. No vamos a dejar de lado ni a Santiago Duarte ni a ninguno de sus otros compañeros, expedientados o no; su lucha es la nuestra; sus aspiraciones de igualdad son las nuestras.
Hoy, 11 de octubre, –por ayer– fecha previa a la Fiesta Nacional y a la celebración de la patrona de la Guardia Civil, hemos de declarar que ambas festividades están manchadas por un expediente injusto, intolerable y antidemocrático. Que mañana –por hoy– resuene en los desfiles y en los cuarteles esta ignominia, para que sea corregida de inmediato y podamos entonces celebrar juntos el triunfo de la verdad y de los principios constitucionales.
Firmantes: CCOO, UGT, CSIF, SUP, UFP, CEP, SPP, IU, UPyD