AUGC condena la reciente agresión sufrida por un guardia civil fuera de servicio que tomaba una consumición en una terraza en la localidad salmantina de Carbajosa de la Sagrada y reitera su exigencia para que se extienda la consideración de autoridad a cualquier trabajador de la Guardia Civil, aunque en ese momento no se encuentre ejerciendo sus funciones profesionales.
Aprovechando la actual desprotección que sufren los guardias civiles cuando no se encuentran de servicio, el agresor, que al parecer había sido detenido recientemente por este agente, le rompió un vaso en la cabeza, por lo que a la víctima tuvieron que aplicarle cuarenta puntos de sutura.
Paradójicamente, a cualquier guardia civil se le encomienda actuar ante cualquier situación delictiva o de riesgo para la seguridad con la que se encuentre, aunque no se halle de servicio. Sin embargo, si uno de ellos sufre un ataque, supuestamente debido a su condición profesional, éste no es considerado atentado contra la autoridad.
Se trata de una evidente disparidad de criterios que, por un lado, obliga al guardia civil a no olvidar en ningún momento su condición de agente, pero que por el contrario le desprotege ante cualquier represalia que cualquier persona pueda adoptar contra él precisamente debido a esa condición.
En Francia, país al que con frecuencia mira la Dirección General cuando quiere justificar la falta de derechos de los guardias civiles, este grado de protección a los agentes no sólo abarca a estos, sino que se extiende incluso a sus familiares, por lo que cualquier agresión contra ellos está contemplada jurídicamente como un ataque a la autoridad. Esta referencia, sin embargo, no ha debido de ser advertida hasta ahora por la Dirección General de la Guardia Civil.