Pudo ser una tragedia. La cubierta de un aparcamiento exterior del acuartelamiento de la Guardia Civil en Ocaña (Toledo) se hundió ayer por la mañana atrapando a cuatro personas, dos menores y dos mujeres que sufrieron heridas de distinta consideración. En concreto, un niño sufrió heridas en la cabeza, ante las que hubo que aplicarle cuatro grapas. Otro de los menores se encuentra en observación y padece un fuerte dolor de espalda.
Para AUGC se trata de un nuevo ejemplo del deficiente estado en el que se encuentran numerosas casas cuartel en toda España. El escaso volumen de nieve que recogía el tejado no puede, en ningún caso, servir como justificante de este desplome de la estructura, por lo que desde nuestra asociación se va a solicitar la apertura de una investigación que permita conocer la razón de este hecho y presentar las oportunas denuncias.
En este sentido es necesario conocer de qué fecha era la construcción y la última reforma o reparación realizada en la misma; con qué permisos contaban las obras; si se llevó a cabo algún seguimiento de las obras para certificar que se realizaron en las condiciones en que fue adjudicada; el coste de la obra, la empresa adjudicataria y si la Guardia Civil cuenta con un plan de revisión periódica de sus instalaciones.
Cabe recordar que el accidente de Ocaña de ayer fue precedido, el 4 de noviembre de 2017, de otro similar que tuvo lugar en Cádiz, cuando se hundió el tejado de la unidad de Intervención de armas, sin tener que lamentar en este caso desgracias personales.
Es sabido que en las casas cuartel de la Guardia Civil viven los agentes con sus familias, en muchos casos integradas por menores que tienen libre acceso a zonas que deberían estar restringidas por seguridad, como es el caso que nos ocupa. No resulta de recibo que no se encuentren claramente delimitados y separados los espacios de trabajo de los residenciales, con lo que es frecuente que los niños jueguen entre los vehículos oficiales y en otras dependencias oficiales.
Se trata ésta de otra circunstancia de riesgo añadida al ya de por sí lamentable estado de los pabellones destinados a los trabajadores y sus familias, afectados en demasiados casos por deficiencias como humedades, pésimo aislamiento térmico, sanitarios deteriorados o instalaciones eléctricas obsoletas.
Por desgracia, nunca parece haber presupuesto para reparar estos defectos y facilitar una vivienda digna a los agentes. El dinero siempre se acaba en la frontera que divide las viviendas de los mandos, para los que siempre llega generosamente, de los trabajadores de base.
El suceso de Ocaña podía haber tenido unas consecuencias terribles para esos niños y sus madres. Urge saber por qué puede suceder esto en unas instalaciones oficiales en pleno siglo XXI y ponerle el debido remedio lo antes posible, antes de que algo así pueda repetirse pronto con consecuencias fatales.
Por otra parte, desde AUGC debemos volver a reiterar la necesidad de que las asociaciones profesionales estén puntualmente informadas de los distintos aspectos relativos a las infraestructuras e instalaciones de los acuartelamientos, de manera que puedan contribuir a reforzar la prevención en riesgos laborales. En este sentido debemos recordar la voz de alarma dada por AUGC Toledo respecto al techo de amianto del destacamento de Tráfico en esta ciudad, con varios casos de cáncer diagnosticados entre agentes allí destinados. Una denuncia que ha logrado que recientemente se haya aprobado la instalación de un sistema de aislamiento en dicha cubierta.