El próximo viernes se celebrará en la localidad guipuzcoana de Tolosa un nuevo homenaje al etarra Txabi Etxebarrieta, que el 7 de junio de 1968 se convirtió en el primer asesino de la banda terrorista al acabar con la vida del guardia civil José Antonio Pardines. AUGC no puede sino mostrar su repulsa ante un nuevo acto dirigido desde el mundo proetarra a blanquear la historia, porque cada homenaje a un etarra es un insulto a los demócratas y a las cientos de víctimas de una organización criminal cuya huella sigue enrareciendo la convivencia en el País Vasco y Navarra.
Desde AUGC vamos a seguir mostrando nuestro rechazo a este tipo de concentraciones, así como a cualquier otro intento desde las instituciones de retorcer la historia en favor del entorno que sigue defendiendo y justificando los atroces crímenes de ETA.
En este sentido, cabe recordar que AUGC estuvo presente el pasado 4 de abril en Vitoria, junto con representantes de sindicatos de la Policía Nacional y de la Asociación de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo (ACFSE), en una concentración celebrada a las puertas del Parlamento Vasco, donde se aprobaba ese día la conocida como ley de reconocimiento de las víctimas de violencia policial en Euskadi entre 1978 y 1999, una ley que tiene como hermana gemela otra en Navarra.
Con el fin de frenar este intento de reescribir el relato sobre las víctimas del terrorismo en el País Vasco y Navarra, así como reivindicar la memoria y dignidad de éstas, asociaciones de guardias civiles, sindicatos de policías nacionales, entre ellos el SUP, y asociaciones de víctimas del terrorismo, como la ACFSE, vienen trabajando juntas desde hace varios meses.
Para AUGC y el resto de organizaciones que se posicionan en contra de estas leyes, las mismas no son sino un instrumento sin garantías jurídicas para dar cobertura a una supuesta “teoría del conflicto", planteando un escenario tanto de víctimas del Estado como de ETA. En otras palabras, se pretende revertir la historia planteando a las víctimas como verdugos y viceversa.
Por otro lado, recientes informaciones periodísticas han revelado que existe todavía un núcleo de presos etarras que no renuncian a reemprender en un futuro las acciones terroristas. Una información que nos recuerda hasta qué punto deben permanecer vigilantes las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
En este sentido, hay que reiterar que la vida de los guardias civiles y policías nacionales destinados en muchas localidades vascas y navarras dista mucho de ser la que deberían poder llevar en un entorno normalizado. La violencia y el odio siguen presentes, como se pudo comprobar con las agresiones a dos agentes y sus parejas en un bar de la localidad navarra de Alsasua en 2016.