Desde AUGC manifestamos que las nuevas medidas de carácter urgente para combatir el repunte en la siniestralidad vial que ha presentado la Dirección General de Tráfico (DGT) a través del Ministro del Interior son insuficientes y vuelven a dejar en el olvido a los componentes de la Agrupación de Tráfico, creando falsas esperanzas a los ciudadanos en lugar de acometer verdaderas políticas efectivas en materia de seguridad vial.
Tenemos que recordar que la Agrupación de Tráfico no pasa por su mejor momento. Políticas como la implantación del sistema RAI, desigualdad en la distribución de productividades -que benefician siempre a los mismos en detrimento de los trabajadores que realmente se la juegan en las carreteras- y la escasez de personal hacen que la plantilla se encuentre desbordada por atender tantas incidencias en la red viaria, acrecentándose la peligrosidad de los agentes y la desmotivación por falta de una política coherente.
Por ello desde AUGC proponemos la creación de una serie de incentivos económicos para determinados servicios que recompense ciertas actividades, como puede ser prestar servicios nocturnos en un control masivo de alcohol y drogas, pruebas deportivas o cuando se ha reducido en menos de 11 horas el descanso diario del agente por necesidades de la unidad.
Se deben implantar medidas, por ejemplo, para acabar con un sistema que está poniendo en riesgo la seguridad de los usuarios de las vías y la de los propios agentes. Nos referimos a las aplicaciones en móviles o redes, ya que esto merma la eficacia del control y la seguridad de los agentes.
Desde esta asociación valoramos el uso de medios técnicos informáticos que propone la DGT para reducir la siniestralidad, pero no podemos olvidar que los agentes constituyen un pilar básico obligatorio dentro de la seguridad vial, siendo estos un cauce directo de información y ayuda para el usuario.
En este sentido, en AUGC nos preguntamos, no sin estupor, cuestiones que atentan directamente contra la esencia y el espíritu de trabajo de los guardias civiles, cuando no directamente contra el sentido común:
¿Por qué una infracción sin notificar en helicóptero puntúa más que la del agente? ¿Por qué puntúa que el usuario pague en el acto al agente la denuncia? ¿Es normal que por formular una denuncia por no llevar el cinturón se concedan tres puntos, pero por hacer un informe comunicando que la señal de stop de una carretera ha desaparecido o está deteriorada solo concedan dos? ¿Por qué se conceden tres puntos por denunciar el uso de móvil al volante, mientras que tan sólo se conceden dos por ayudar a cambiar una rueda?
Las preguntas se contestan solas. Con estos criterios no es de extrañar que en los últimos años haya crecido el número de denuncias en detrimento del de ayudas en carretera. Éstas son las cuestiones que verdaderamente debe abordar el Ministro si quiere acabar con la siniestralidad, sin perjuicio de otras medidas, evidentemente, pero situando el foco del problema donde verdaderamente está, y no hacia donde interesadamente quieren dirigirlo desde la Administración