En cinco años, 5.200 guardias civiles menos. Consecuencia: menos patrullas, más accidentes de tráfico y creciente inseguridad

En cinco años, 5.200 guardias civiles menos. Consecuencia: menos patrullas, más accidentes de tráfico y creciente inseguridad

El aumento del número de víctimas coincide con el descenso de efectivos en la Guardia Civil
El aumento del número de víctimas coincide con el descenso de efectivos en la Guardia Civil

El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha comparecido hoy en la Comisión de Seguridad Vial del Congreso para explicar sus planes para atajar el repunte de siniestralidad en las carreteras españolas,  después de que 2016 rompiera la tendencia de 13 años de descensos en las cifras de fallecidos en accidentes de tráfico.

Zoido ha expuesto un paquete de quince medidas, entre las que destacan la revisión de tramos de adelantamiento o la instalación de nuevos radares. Sin embargo, nada ha dicho del que, a juicio de AUGC, constituye la principal causa de este repunte de la siniestralidad: el descenso del número de guardias civiles y de patrullas de tráfico.

Porque la ecuación es evidente: a menos personal en la Guardia Civil, menos horas de patrulla, más accidentes de tráfico y mayor inseguridad ciudadana. Y es que los datos no dejan lugar a dudas. Así, en 2015 las cifras entre accidentes en carretera y la de patrullas fueron las más alejadas, en favor de las primeras, de los diez años anteriores.

Se trata de una realidad que refleja una cuestión que la Asociación Unificada de Guardias Civiles lleva denunciando desde hace años: que la reducción de la oferta de empleo público ha mermado de manera muy significativa la eficacia de la labor preventiva y de ayuda en carretera de la Guardia Civil.

A esto se suma el afán recaudatorio que también ha denunciado recientemente AUGC, revelando que en 2015 el número de ayudas en carretera apenas había pasado de 15.000, mientras que el número de denuncias había superado las 115.000.

La alarmante reducción de efectivos en la Guardia Civil ha sido incluso reconocida por el Gobierno, que respuesta a la pregunta escrita 184/4890 de fecha 1 de diciembre de 2016 del PSOE sobre esta cuestión, ha facilitado datos más que preocupantes.

Así, de todas las comunidades autónomas, la más castigada por la reducción de efectivos es la de Andalucía, con una pérdida desde el año 2011 de 896 efectivos.

Para poder hacerse una idea de lo que suponen 896 efectivos (al margen del elevado número en sí), podemos decir que veinte comandancias de la Guardia Civil tienen menos plantilla que la perdida en Andalucía en estos cinco años.

La pérdida de efectivos en las Comandancias de la Guardia Civil asciende en ese periodo a un total de 5.265 efectivos, o lo que es lo mismo, dos comandancias del tamaño de la de Cádiz, y aún sobrarían efectivos.

Esta pérdida de efectivos pretende cubrirse con recorte de derechos de los guardias civiles y con servicios “unipersonales” que no solo ponen en riesgo a los agentes, sino que afectan a la calidad del servicio que prestan.

Así, se están dando cada vez más casos de servicios unipersonales de personal de atestados de tráfico lo que origina que, donde antes dos agentes se encargaban de instruir las diligencias, ahora deba encargarse uno sólo.

Situación igual se da en los servicios de atención al ciudadano de muchas unidades, donde un solo agente se encarga de la seguridad de las instalaciones, de atender al teléfono, la emisora, los calabozos, de recoger las denuncias y otras muchas tareas entre las que, como no, se encuentra dar la voz cuando entre un mando.

A todo ello se une la decimonónica organización de las unidades, con cientos de pequeños puestos semicerrados, sin personal ni medios, que apenas sirven para aparentar una falsa sensación de seguridad. Por ello AUGC apuesta por una reorganización del modelo territorial de la Guardia Civil, con la agrupación de los efectivos y los medios en puestos mayores con mucha más capacidad operativa. Esto pasa, además, por recuperar el número de guardias civiles perdido durante estos años.

Por último, cabe destacar que el arbitrario e injusto reparto de la productividad en la Guardia Civil constituye un nuevo agravio comparativo a los trabajadores de base, que ven cómo el 20% de la Guardia Civil se lleva el 80% del montante total, quedando sin retribuir como se merece el esfuerzo de los agentes. Se trata de una circunstancia que, como es fácilmente comprensible, contribuye a la desmotivación de los guardias civiles que deben salir cada día a la calle para velar por la seguridad de sus conciudadanos.

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