El Boletín Oficial de la Guardia Civil recoge la destitución del Coronel Jefe de la Guardia Civil de la Comandancia de Melilla a los tres meses de su nombramiento. Este repentino y sorprendente cese se produce tras las acusaciones disciplinarias lanzadas en diciembre contra los agentes que intervinieron en la tragedia del 24 de junio en la valla de Melilla.
Esperábamos sensatez en la Dirección General y en quienes nos dirigen, pero ni tan siquiera ha habido explicaciones sobre las causas del fin del mandato del Coronel. La nefasta gestión que afecta a la Guardia Civil continúa de este modo y los agentes que trabajan en la frontera son quienes más lo sufren.
No hay implantados unos protocolos claros ni concretos de actuación, tampoco se dota de la suficiente protección jurídica y quienes tienen cargos de responsabilidad no solucionan los problemas que prevalecen. El problema no son los agentes, es la ineptitud de quienes no están capacitados para desempeñar cargos ministeriales. Es Grande-Marlaska quien debe dimitir de inmediato.
El Gobierno, incluido el Ministerio del Interior está cerrado al diálogo con los representantes de los Guardias Civiles y esta no es una actitud democrática. Deben escuchar lo que trasladamos para entender la situación de los agentes y las reclamaciones que realizados reiteradamente desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles. Ni en Ceuta ni en Melilla hay medios humanos ni técnicos suficientes para prevenir tragedias como la referida. Mucho menos para abordarlas. Desarrollar el trabajo con seguridad es fundamental. Son circunstancias migratorias extremas ante avalanchas de personas que se suceden frente el abandono institucional.