El mes de noviembre ha vuelto a venir marcado de luto a causa del gran drama oculto que se padece en la Guardia Civil, y que venimos denunciando ante la Administración y la sociedad española desde hace muchos años: la elevada tasa de suicidios entre los trabajadores del Cuerpo, una tragedia que promedia una muerte cada 26 días, muy por encima de la media de la sociedad española y de otros cuerpos policiales.
Y es que en este mes que termina hemos sido golpeados por otras dos tragedias, al quitarse la vida con una diferencia de apenas unos días una capitán en Madrid y un guardia civil en La Rioja.
Ante esta persistente tragedia en el Cuerpo, AUGC reclama la externalización del servicio de atención psicológica, de manera que los facultativos no pertenezcan a la escala de mando; dotación de armeros en todas las unidades; y garantía de que las bajas psicológicas no repercutan en la vida laboral del guardia civil, entre otras medidas.
Sin embargo, y frente a esto, desde la Dirección General se ha optado tradicionalmente por negar el problema, quitarle importancia o, en cualquier caso, evitar afrontarlo con medidas concretas.
Lo contrario, como esas charlas que últimamente se ofrecen en las comandancias minimizando el problema, es perder el tiempo y prolongar el sufrimiento.
Los dos casos recientes vuelven a poner de actualidad esta triste estadística, y nos recuerdan que el problema está todavía muy lejos de solucionarse.