Asientos para los presos, detenidos y agentes de custodia sin cinturones de seguridad y orientados lateralmente, vehículos con filtraciones de agua en el suelo, chapado interior y exterior oxidado, corroído. Podrían tratarse de unidades retiradas, pero es el estado de los celulares y furgones que utilizan los Guardias Civiles del Servicio de Protección y Seguridad. Algunos agentes conducen con la espuma del asiento a la vista porque los asientos tienen notables agujeros, y no son casos puntuales de ciertos vehículos. La antigüedad media de este parque asciende a los 10 años –aunque en Madrid, Murcia, Salamanca, Málaga, Alicante y Valencia los hay que datan de 1998– y el promedio de kilómetros recorridos superan los 200.000.
Estos datos fueron facilitados por el Ministerio del Interior al senador Carles Mulet, de Compromís, y abarca el estado de los celulares y otros modelos hasta el 31 de diciembre de 2020. Las preguntas parlamentarias estuvieron motivadas por la Asociación Unificada de Guardias Civiles, tal y como refleja el documento, pero al margen de las desastrosas cifras presentadas, el Gobierno no se pronunció sobre nuestra denuncia: La falta de cumplimiento de los requisitos mínimos de seguridad que hay en los celulares y furgones de conducción de presos y detenidos que tiene asignados la Guardia Civil.
Hay especificaciones técnicas reguladas desde 2015 que se están incumpliendo y que afectan a cuestiones tan relevantes como los cinturones de seguridad. Actualmente se realizan conducciones de presos y detenidos, incluso largas distancias, y estas personas tienen que ir sentadas sin la protección obligatoria. Lo mismo les ocurre a los Guardias Civiles que realizan la custodia durante el trayecto, sentados de igual modo en rudimentarios asientos orientados lateralmente. Todos quedan expuestos a posibles maniobras bruscas, frenazos y al consiguiente riesgo para la integridad física e incluso la vida.
Los materiales de celulares y furgonetas tienen que ser resistentes, pero el óxido y la corrosión hace tiempo que aparecieron tanto en el exterior como en el interior de los vehículos.
Otra de las especificaciones reguladas desde hace siete años y cuyo incumplimiento volvimos a denunciar recientemente corresponde a los sistemas de climatización y renovación del aire de los celulares. Tras una propuesta remitida por AUGC para su reparación, la Dirección General de la Guardia Civil reconoció que los vehículos “no tienen un programa de mantenimiento específico”. Y los problemas de la Institución con la normativa no se quedan ahí, también hay unidades que tienen averiado el sistema de video-vigilancia, no hay extintores, la salida de socorro no funciona, tampoco el alumbrado interior…
Es reseñable que la Dirección General ha hecho un esfuerzo en los dos últimos años por ir renovando este parque móvil, pero desde 2015 hay una norma que regula las condiciones mínimas de seguridad y salud para los Guardias Civiles, así como las de las personas presas o detenidas, y la situación que tenemos al respecto continúa siendo muy deficitaria.
El Ministerio del Interior ha mostrado una escasa preocupación hacia los Guardias Civiles encargados de las conducciones y hacia el entorno de trabajo a pesar de ser algo que termina afectando a todos. Por la seguridad de los agentes y de los presos y detenidos a los que se les da traslado en estos vehículos, la Administración debería atender las necesidades y deficiencias.