Mi nombre es Eugenio Nemiña, y desde hace casi una década estoy al frente de la Secretaría Jurídica de AUGC, aunque, quienes me conocen desde siempre, saben que llevo bastante más tiempo realizando diversas funciones de asesoramiento y ayuda a los compañeros desde la delegación de A Coruña.
Aunque no suelo escribir este tipo de cartas, una noticia que me han trasladado, me animó a dar publicidad a lo ocurrido pues, aunque son mucho los baches, y los palos en las ruedas, con los que te encuentras cuando intentas ayudar a los compañeros, noticias como ésta te hacen sentirte orgulloso de dedicar horas y días lejos de la familia para intentar mejorar la institución, y de pertenecer a ésta gran familia que es la Asociación Unificada de Guardias Civiles.
La lucha por la salud de los Guardias Civiles, y dentro de ella, la lucha por la vigilancia de la salud de los compañeros, viene de lejos, pues creo que es lo más importante por lo que debemos luchar (aunque es una lucha invisible y poco agradecida, que no suele dar titulares en los medios de comunicación).
Nos podemos retrotraer más de una década (todavía estaba en la delegación de A Coruña), para recordar mi escrito solicitando esa vigilancia de la salud.
Desde entonces, el recorrido ha sido largo y en el camino han quedado peleas en el pleno del Consejo y en la Comisión de Riesgos Laborales, denuncias (2 en concreto) ante inspección de trabajo, denuncia ante el Defensor del Pueblo (que, por cierto, nos dio la razón), mucha guerra en twitter con enfado de Generales y Director, y finalmente, el pasado año, se adjudicó a una empresa la vigilancia de la salud (con sus errores al ser la primera vez, que se han ido subsanando).
El momento de inicio, en medio de una pandemia, ha sido malo y está dificultando notablemente el desarrollo de la vigilancia de la salud y, el ser primerizos, está ocasionando molestias a los compañeros con horarios incompresibles (entrar a trabajar a las 6 y sin desayunar hasta las 11 o 12 de la mañana, etc…) y la falta de experiencia de algunos profesionales (algo de lo que hablaré en la próxima Comisión de Riesgos Laborales), sin embargo, ya se ha puesto en marcha el mecanismo.
¿Qué hubiese pasado si la Guardia Civil no hubiese citado al compañero a esas pruebas? Prefiero no pensarlo, y quedarme con que el compañero, a quien le deseo lo mejor del mundo, podrá recibir un tratamiento menos agresivo, gracias a detectarse a tiempo.
Fruto de ese trabajo, hoy he recibido un mensaje de un representante de AUGC que me ha dado fuerzas para seguir peleando en aquello que creo justo.
En uno de esos reconocimientos, a un compañero le detectaron que algo no estaba bien. Tras realizar más pruebas se confirmó un tumor maligno de próstata. Por suerte, fue detectado a tiempo y no existe metástasis. Desde luego, no es una buena noticia que te detecten un cáncer pero, dentro de la mala noticia, que lo hagan antes de que se propague, si es una gran noticia.
¿Qué hubiese pasado si la Guardia Civil no hubiese citado al compañero a esas pruebas? Prefiero no pensarlo, y quedarme con que el compañero, a quien le deseo lo mejor del mundo, podrá recibir un tratamiento menos agresivo, gracias a detectarse a tiempo.
Como os decía al principio, nuestra salud es lo más importante. De ella depende nuestro bienestar y el de nuestra familia. Por eso, os pido que nadie se la tome a broma, la vigilancia de la salud puede salvar nuestra vida, y permitir que nuestro envejecimiento natural se desarrolle en mejores facultades psicofísicas.
Como decía al inicio de esta carta abierta, son años de lucha los que llevo, de la mano de AUGC, para cambiar y mejorar el servicio que la Guardia Civil presta al ciudadano, y para dignificar nuestras condiciones laborales. Pero queda un largo camino por recorrer, y por ese motivo hemos de estar concienciados sobre la falta de derechos y precariedad en las condiciones sociolaborales de los trabajadores de la Guardia Civil.
Juntos logremos lo que por justicia nos corresponde.
Como siempre… AUGC, abriendo camino.
