La falta de guardias civiles en el medio rural, a punto de propiciar una tragedia en un puesto de Sevilla

La suerte y la profesionalidad del guardia civil que se encontraba solo en el cuartel permitieron que el asunto no acabase en un baño de sangre ante el intento de un hombre disparar a su exmujer

por Redacción AUGC

El hombre encañonó con una escopeta cargada al único guardia civil de servicio en el puesto de Osuna.
El hombre encañonó con una escopeta cargada al único guardia civil de servicio en el puesto de Osuna.

AUGC lleva tiempo denunciando que la escasez de guardias civiles en el medio rural pone en grave riesgo la seguridad tanto de los ciudadanos como de los propios agentes. Se trata de una situación que provoca que en numerosas ocasiones los cuarteles estén atendidos por un solo guardia civil, con el consiguiente peligro que ello conlleva.

El último ejemplo de esta precariedad ha podido desembocar en una auténtica tragedia. Ocurrió el pasado 3 de marzo en la localidad sevillana de Osuna, cuando pasadas las tres y media de la tarde se personó en el puesto de la Guardia Civil una mujer que de forma nerviosa comunicaba al agente del servicio de puertas que su exmarido se había presentado en su casa con una escopeta y estaba amenazando a uno de sus hijos.

Tras dar aviso el agente por radio a las dos patrullas de servicio en la zona para que acudieran al domicilio de la denunciante, la mujer, que había iniciado el retorno a éste al encuentro de las citadas patrullas, regresó a los pocos segundos al cuartel corriendo y dando voces, puesto que el exmarido se dirigía hacia el puesto con el arma en las manos.

Una vez en el cuartel, el hombre encañonó al único agente que se encontraba allí de servicio. Tras desenfundar éste su pistola y pedirle que depusiera su actitud, aprovechó un momento de distracción del primero para lanzarse contra él, cayendo al suelo tanto la escopeta como la pistola reglamentaria del agente. Finalmente, y tras un intenso forcejeo, y con ayuda de un policía local que se encontraba fuera de servicio, pudieron reducir al agresor.

Posteriormente los agentes comprobaron que la escopeta que esgrimía estaba cargada y montada, por lo tanto dispuesta para abrir fuego con la simple presión del disparador, extrayéndose del interior del arma dos cartuchos, más otros cuatro que guardaba en el bolsillo de su pantalón.

La suerte y la profesionalidad del guardia civil que se encontraba solo en el cuartel permitieron que el asunto no acabase en un baño de sangre, ya que el propio exmarido de la mujer reconoció que había acudido hasta allí con el propósito de acabar con la vida de ésta, que había presentado contra él varias denuncias previas.

Esta agresión vuelve a recordarnos que en la actualidad la presencia de la Guardia Civil en el ámbito rural es más aparente que real debido a dos factores contraproducentes:

1.- La falta de plantilla.

2.- El despliegue territorial basado en un elevado número de unidades con escasos efectivos en cada una de ellas.

Se trata de una estructura más acorde del siglo pasado, ineficaz y quedando muy lejos de ser una policía de proximidad, cercana al ciudadano ya que con el paso del tiempo nuestra presencia va disminuyendo en la demarcación rural.

Tener cuarteles semicerrados, que abren dos o tres veces por semana en horario de mañana, no resulta efectivo y, además carecen de recursos para realizar las patrullas necesarias.

Entendemos que no tiene mucho sentido la actual distribución territorial de unidades, cuestión ésta que se podía subsanar con un nuevo modelo policial, con una nueva distribución de unidades operativas territoriales y con la creación de puestos principales en los que se engloben plantillas grandes con distintas especialidades, con más agentes de patrulla para reducir los tiempos de reacción ante un aviso y así cubrir grandes extensiones y núcleos operativos.

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