En días de enorme dificultad en el trabajo de los guardias civiles por la crisis del coronavirus hay que lamentar incalificables actitudes que dan lugar a la desprotección de los agentes, contraviniendo las medidas marcadas para velar por la seguridad de los trabajadores.
Casos donde algunos mandos, quienes no han recibido instrucciones claras, viven estos momentos ejerciendo su trabajo de manera autoritaria. Las situaciones se reproducen por todo el territorio nacional. Podemos señalar, a modo de ejemplo, el caso que se ha vivido en una provincia de Andalucía, donde un oficial del Cuerpo se ha dedicado a vigilar y amenazar a los agentes bajo su responsabilidad, a lo largo de todo el día, para que no portasen mascarillas y guantes de protección particulares. Esto con un argumento difícilmente de explicar: “por generar alarma social”, (parece que muchos responsables olvidan que estamos en estado de alarma) con la excusa de que la “Guardia Civil ya les dota del material adecuado a la situación”.
Lo cierto es que no todas las unidades están dotadas del material necesario, o el mismo resulta ineficaz. Se da la circunstancia de que en la demarcación donde trabajan estos agentes ya se han dado cerca de sesenta casos de aislamientos de personas infectadas, entre ellos el de un policía local al que los guardias civiles han atendido.
El ejercicio absurdo e irresponsable del mando queda patente en la respuesta que éste ha dado a un guardia civil, cuando el agente le informó del riesgo que supone para él prescindir de su mascarilla y guantes propios, dado que tiene un hijo enfermo de leucemia y una madre con trasplante de riñón. Ante la exposición de su preocupación, este mando le respondió con un: “¡Las órdenes son las órdenes, y si caemos enfermos algún compañero nos sustituirá!”. Así se resume la delicadeza con la que tratan a los guardias civiles.
Desde AUGC no podemos calificar esta contestación más que una falta de respeto a la situación de crisis sanitaria que vive la sociedad, producto de una carencia de responsabilidad que en realidad no denota más que el nulo respeto de esta persona hacia la salud de los guardias civiles y de sus familiares. Son tiempos para el sentido común, la coherencia y para arrimar el hombro, en lugar de amedrentar y utilizar el régimen disciplinario por utilizar material de protección.
Los casos de desplante y falta de sentido común son numerosos. Por ejemplo, en un puesto de Seguridad Ciudadana, en Madrid, AUGC ha tenido conocimiento de que se han repartido dos tipos de mascarilla, por un lado, de alta protección para todos los mandos, y por otro, mascarillas catalogadas con un grado inferior de seguridad para los agentes de base.
Mientras tanto, vemos utilizar mascarilla a personal sanitario, a la UME, a limpiadoras, bomberos y policías. ¿Por qué no van a poder utilizar mascarilla los guardias civiles? ¿Por qué se les sanciona? ¿Por prevenir? ¿Ésta es la manera en la que la Guardia Civil vela por la salud de sus trabajadores y, por ende, de la de los ciudadanos a los que aquellos deben servir.
Los casos de desplante y falta de sentido común son numerosos. Por ejemplo, en un puesto de Seguridad Ciudadana en Madrid AUGC ha tenido conocimiento de que se han repartido dos tipos de mascarilla, por un lado, de alta protección para todos los mandos y, por otro, mascarillas catalogadas con un grado inferior de seguridad para los agentes de base.
Estas circunstancias se ven agravadas con la decisión en numerosas comandancias de sobrecargar innecesariamente el nombramiento de servicios, dando lugar a situaciones como tener que realizar patrulla tres guardias civiles en un solo vehículo, o el hacinamiento en dependencias oficiales sin posibilidad de guardar la distancia de seguridad para prevenir el contagio por COVID-19.
Incumplimientos en la jornada laboral
Hay unidades donde se ha contravenido la normativa que regula la jornada laboral eliminando descansos y permisos, en algunos casos necesarios para poder conciliar, algo que contrasta con medidas garantes y de respeto que se han adoptado en otras unidades en estos momentos de emergencia sanitaria, donde más que nunca se ha de preservar y velar por la capacidad operativa.
En suma, desconcierto y reino de taifas que casan mal con una institución que tiene a gala un funcionamiento interno correcto dimanante de su estructura jerarquizada. Estas y otras cuestiones han sido trasladadas mediante el ejercicio del derecho de representación por AUGC a la Dirección General de la Guardia Civil, sin obtener, hasta la fecha, respuesta alguna. Esto da una muestra de una falta de cohesión y anuncio de medidas que se interpretan de manera irregular, con una falta de instrucciones claras desde Guzmán el Bueno.
Y todo esto cuando desde AUGC hemos solicitado públicamente la inclusión de los guardias civiles como personal considerado de alto riesgo, debido a la alta probabilidad de que personal del Cuerpo, en el cumplimiento de la misión encomendada para frenar esta pandemia y controlar el virus, puedan entrar en contacto estrecho con casos posibles, probables o incluso confirmados de COVID-19, sin la protección adecuada, teniendo que regresar con la incertidumbre a sus hogares a la finalización del servicio, hasta que al día siguiente toca de nuevo volver al puesto de trabajo.