Ayer domingo la cuenta oficial en Twiter de la Guardia Civil publicaba un mensaje cuando menos paradójico. En él presumía del nivel formativo de sus aspirantes a trabajar en la institución: “#IngresoGC 46 opositores poseen un doctorado, 1266 un Master, 4454 son licenciados, y 2701 diplomados”.
Lo curioso del asunto es que en la convocatoria de pruebas selectivas para el ingreso en el Cuerpo, publicadas el pasado mayo en el Boletín Oficial del Estado, se establecía una clara discriminación en cuanto a los requisitos académicos exigidos a los futuros trabajadores de la Guardia Civil respecto a sus compañeros del Cuerpo Nacional de Policía. Y es que, mientras que a estos se les solicita contar con el título de Bachillerato, a los opositores a guardia civil se les pide únicamente contar con el título de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO).
Resulta incomprensible, además de insultante, que a los próximos integrantes de la institución más valorada por los españoles se les permita acceder al Cuerpo con una titulación menor a la de sus homólogos en la policía, como ya ha denunciado AUGC en reiteradas ocasiones.
Con esto, una vez más, se evidencia la consideración de los guardias civiles como policías de segunda, ya que pese a desempeñar las mismas funciones que sus compañeros de la Policía no sólo perciben un salario inferior, además de carecer de derechos sociolaborales básicos que sí disfrutan estos, sino que ahora se les señala despectivamente al requerirles una formación académica inferior.
Resulta, por lo tanto, en el mejor de los casos irónico que ahora la Guardia Civil alardee del nivel formativo de sus opositores. Una cuestión que sin duda tiene mucho más que ver con la terrible crisis económica y el alto índice de desempleo que se padece en España que con la calidad de la oferta laboral presentada por la institución.
Desde AUGC volvemos a exigir la equiparación de las condiciones de trabajo con las de la Policía Nacional, también en cuanto a los requisitos académicos para acceder al Cuerpo. Se trata de una cuestión de dignidad y de puesta en valor del trabajo de guardia civil, algo que hay que defender en el Boletín Oficial del Estado antes de sacar pecho en las redes sociales aprovechando la consecuencia de un mercado laboral absolutamente precario.