Lo de la Guardia Civil es para tomar nota. Cuerpo policial, institución más valorada por los españoles, todo el mundo la conoce de una u otra manera. Para algunos todavía un cuerpo represor, estos desde luego con una mentalidad fuera de todo lugar por esa connotación del pasado. Aunque si por represor entendemos como funcionarios al servicio del pueblo bajo el mandato de la administración que están obligados por Ley a hacer cumplir y respetar las normas jurídicas, pues sí; a nadie le gusta que le reprendan aunque estemos a veces equivocados.
Dicho esto, los guardias civiles son personas con sentimientos, con problemas, con familia, con amigos, vida social, hipotecas, en fin como todos, eso sí mujeres y hombres que visten de verde, un color que desde que ingresas impregna muchas cosas entre ellas esperanza para el afligido, para quien necesita ayuda en la carretera, en la montaña, en el mar; para quien ve forzada su intimidad cuando algún desalmado entra en tu hogar y te roba, destroza, viola o mata. Con toda esta composición los guardias civiles viven día a día y no todo es tan bonito ya que el funcionamiento interno pasa por encima y te machaca.
El régimen interno sigue siendo hoy por hoy duro y desconcertante. La disciplina debe existir un cuerpo policial lo exige, pero es un cuerpo sometido a doble disciplina, la propia con su régimen disciplinario y la aplicación del código penal militar. Ahí viene un grave problema. La Guardia Civil debe de una vez por todas desprenderse de este lastre porque no funciona; bueno funciona para unos pocos, la cúpula jerárquica. Ellos viven muy bien en ese aspecto porque utilizan la ley del embudo, lo ancho para mí, lo estrecho para el resto.
La inmensa mayoría de guardias civiles viven con mucha presión interna y ¿por qué?. Para entenderlo rápidamente nada mejor que ejemplos reales: Guardia Civil, destinado en Córdoba con casi 30 años de servicio, ejemplar profesional, sancionado con falta grave, 8 días de empleo y sueldo que no es moco de pavo, en una instrucción de expediente sin pruebas concluyentes tras un largo y esperpéntico procedimiento sancionador. Eso sí, el Guardia Civil eleva parte disciplinario contra el superior que le abrió su expediente fundamentado en una Sentencia del Tribunal Supremo así como en un escrito del General de la Jefatura de Servicios Técnicos de la DGGC y tras ocho meses de letargo el General Jefe de Andalucía va y dice que no procede incoar expediente disciplinario contra ese mando.
La Ley del embudo en su máxima expresión. Además de todo esto la calificación en su informe personal IPECGUCI es negativa haciendo mención a su pertenencia en una asociación profesional, que casualidad AUGC. Curiosamente, el guardia civil es representante legal de AUGC en Andalucía, suma y sigue. ¿Cómo puede ser que una agente sea expedientada y a la vez instruirle un procedimiento penal militar por utilizar un chaleco antibalas comprado con su dinero, homologado, al negarse a utilizar uno de dotación oficial cuando no reúne las condiciones morfológicas femeninas y es totalmente inoperativo que pone en grave riesgo su integridad física?, su jefe dice que sí y punto, pues esto le pudo llevar a prisión, que no fue el caso porque fue archivado pero sí la instrucción de un expediente disciplinario por falta grave, además es representante de AUGC ¿Cómo puede ser que otra agente de servicio, tenga que ir al baño porque, que cosas, le viene la menstruación inesperadamente y se ausenta unos minutos, comunicándoselo al compañero, su jefe de servicio de muy malas maneras la reprende y sanción al canto: moraleja mujeres en la guardia civil prohibido reglar.
Como puede ser que cuatro guardias civiles, andaluces, con una dilatada y contrastada carrera profesional hayan sido desterrados (disciplinariamente cesados en sus destinos) enviados a otros lugares, ellos y sus familias, simplemente por decir la verdad en sede judicial al declarar como testigos en un procedimiento contra un mando. Actualmente hay demasiados expedientes disciplinarios abiertos contra guardias civiles, unos con razón seguramente, pero otros muchos son escandalosamente injustos y se ceban con sospechosa habitualidad contra representantes legales de AUGC la asociación profesional con mayor trayectoria en la defensa de los derechos, que no sólo deberes, de los guardias civiles.
Por eso recientemente y una vez más los tribunales de Justicia nos dan la razón como es el caso del Tribunal Supremo donde en una sentencia histórica ha declarado nula de pleno derecho la orden general de la Dirección General del año 2015 que regulaba el desarrollo de los derechos de las asociaciones profesionales ya que supone una “infracción del artículo 97 de la Constitución, del artículo 22.3 de la Ley Orgánica del Consejo de Estado y del artículo 24 de la Ley del Gobierno”, y que su “nulidad pretendida lo es en su totalidad por aprobarse bajo la misma un reglamento de desarrollo de la ley Orgánica 11/2007 por un órgano incompetente, al margen del procedimiento exigible”.
Espero que eso de disparar con bala ajena, abrir expedientes porque sí y sin ninguna responsabilidad se acabe de una vez por lo que la campaña #StopExpedientesAUGC emprendida en redes sociales sea otro grano de arena que sirva para que de una vez por todas se abran las puertas de los cuarteles y entre el aire fresco y renovador de una Guardia Civil moderna y adaptada a la realidad social.
PD:
Tras la redacción de este artículo se ha conocido la sanción de un mes de empleo y sueldo a tres representantes de AUGC, lo cual viene a confirmar la persecución que estos están sufriendo por parte de la Dirección General en su condición de legítimos representantes de los trabajadores de la Guardia Civil.