El acoso insertado en la Guardia Civil

El acoso insertado en la Guardia Civil

Acoso
Acoso

El acoso dentro de la Guardia Civil constituye un grave problema que está lejos de resolverse. Nuestro Protocolo de Acoso del 2013 surge ante la reiterada petición de AUGC de aplicación del Protocolo ya existente en la Administración General del Estado. Sin embargo, la Guardia Civil, en su síndrome de Estado Vaticano, en vez de incluirnos en dicho protocolo creó uno exclusivo bajo la excusa de ser un cuerpo singularizado.

Este protocolo es absolutamente ineficaz en materia de prevención y carece de las garantías mínimas para la víctima, al no contemplar ni siquiera un sistema de plazos para iniciar el proceso.

Cualquier protocolo establece en su articulado un sistema de plazos que garantiza los derechos de la víctima desde que éste se inicia, cuando se adoptan las medidas preventivas y cuando se resuelve o se desestima. Bien, pues esto en la Guardia Civil no ocurre, y se dan casos como solicitar que se inicie el protocolo y esperar al mismo un mes, dos, etcétera, o simplemente no obtener contestación.

También debido a su articulado no garantista se puede dar el caso de que el propio instructor del protocolo sea el mando denunciado, que se archive sin haberse entrevistado a la víctima o que ésta no participe en el protocolo el servicio de Psicología y el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales.

Por último hay que lamentar la ausencia del proceso de figuras fundamentales, como el Servicio de Prevencion, que debería informar de los riesgos psicosociales de la unidad, u otras que ni siquiera están contempladas, como el personal técnico experto en análisis de resolución de conflictos interpersonales o el delegado de prevención.

Además, los guardias civiles trabajamos en un contexto militarizado y altamente jerarquizado donde los medios de represión son excesivamente duros, como es la aplicación del Código Penal Militar por el cual puedes ir a la cárcel por insulto a un superior o la aplicación de un régimen disciplinario durísimo.

Por otra parte, el Servicio de asistencia de Psicología en la Guardia Civil se basa en destinos de libre designación, es decir, a dedo, que siguen basicamente el criterio del Jefe de una Comandancia  y que no son generalmente de confianza para el guardia o la guardia que acaban siendo atendidos por profesionales fuera del contexto interno.

En la Institución no se asume el acoso, y mucho menos el relativo a las mujeres. Nuestro todavía Director, en  Sesión del Pleno del Consejo  de la Guardia Civil de fecha 18-12-14, manifestó que en la Guardia Civil no había acoso.

A esto hay que añadir que los casos de acoso derivan al Tribunal Militar donde por ejemplo el acoso sexual  se dulcifica con figuras jurídicas como “abuso de autoridad” o “trato degradante a un inferior”.

Para nuestra Asociación estas circunstancias se agravan si eres mujer. Cultural y socialmente es imposible que en un colectivo de 79.000 efectivos donde solo el 6% son mujeres, es decir 5.000, y con una relación de poder tan contundente como la jerarquía militar, no existan casos de acoso laboral y sexual.

La mujer en la Guardia Civil duplica, triplica y más el índice de absentismo laboral y cuando a petición de AUGC se solicitó un Grupo de Trabajo en el seno del Consejo para averiguar las causas de este absentismo ni el Servicio de Psicología de la Guardia Civil ni el Servicio Médico ni el de Prevención han sido autorizados a participar.

El acoso en la estructura actual de la Guardia Civil tienen una probabilidad alta donde la suma de factores se convierte en un riesgo y donde además si eres mujer se convierte en exponencial y pasa a invisibilizarse por estigmas sociales y culturales.

La estadística de acoso en la Guardia Civil simplemente no existe o al menos no es fiable ya que ni siquiera se contabilizan las peticiones de apertura de protocolo de acoso o  las llamadas al teléfono de asistencia.

La estadística que sí es fiable es la de suicidios en la Guardia Civil, la cual es absolutamente alarmante: uno cada 26 días.

AUGC ha elaborado un estudio sobre los factores de riesgo relacionados con la conducta suicida en la Guardia Civil. Este informe preliminar desvela una íntima relación del acoso con el resultado final del suicidio, entre otros.

El reciente caso de intento de suicidio de una mujer guardia civil es la punta del iceberg del acoso en todas sus formas en el seno de la Institución.

Este caso parece ser la consecuencia de un seguimiento psicológico, si es que ha existido, cuando menos escaso y donde urge revisar de modo prioritario el citado protocolo y la posterior instrucción del mismo. Nos preguntamos si existió un informe que aconsejara, por ejemplo, la retirada del arma a esta compañera o si la misma tenía acceso a otras armas de la unidad que no contaran con armero bajo llave.

La realidad es la que es: el acoso está en la Guardia Civil y ocultarlo o mimetizarlo bajo el paraguas del ámbito militar es un error. Sólo la prevención, la formación, la información y un articulado claro sin ambigüedades y garantista ayudará a combatirlo.

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